ORACIÓN “LOS CIENTIFICOS Y DIOS”
POR PROF. DR. MERVY ENRIQUE GONZÁLEZ FUENMAYOR
MARACAIBO.ESTADO ZULIA.REPÚBLICA DE VENEZUELA.AMÉRICA DEL SUR
REDACTADA Y PUBLICADA EN LA RED SÁBADO 08 AGOSTO DE 2009.
La creencia en Dios es considerada como una manifestación de irracionalidad y en consecuencia quien afirme su creencia en Dios es calificado al menos como un ingenuo más. Por otra parte los positivistas llamados también racionalistas están contestes en aseverar que aquello que no puede demostrarse, no puede asumir la categoría de científico. Por esta razón son estigmatizados todos aquellos, científicos o no, que manifiesten de algún modo su creencia en la existencia de Dios o de un ser superior creador de todas las cosas visibles e invisibles. Desde los albores de la humanidad la contradicción, el combate por el predominio entre la fe y la ciencia se ha venido manifestando no solamente en el campo científico, sino también en el ámbito social, político, económico, y en cualquier otra actividad humana.
Particularmente considero que no existe contradicción entre la ciencia y la creencia o fe en Dios. Lo que ocurre es que Dios creó al hombre a su imagen y semejanza y por este mismo hecho decidió concederle racionalidad, inteligencia, discernimiento, dotarlo de una capacidad ilimitada de conocimiento, lo cual se traduce igualmente en la subordinación de "los elementos" o fuerzas del universo, a su dominio (Libro del génesis.).Es por lo mismo ,que el ser humano siempre va en busca de la verdad, y para ello necesita de alguna prueba o demostración de todo lo que con el convive o se le presenta en su mundo o mas allá de este De manera que en la medida en que el hombre se va desarrollando, la historia de la humanidad continúa transitando por las diversas etapas en las cuales ese hombre va incrementando su conocimiento, su cultura, su tecnología y el perfeccionamiento de sus instituciones y organizaciones sociales, lo cual no quiere decir que estas últimas sean eficientes, aunque su morfología y su estructura estén diseñadas para serlo, y en ello tiene mucho que ver con las desviaciones, actitudes, conductas anómicas, inmoralidades, vicios y actuaciones inéticas e injustas del ser humano de la actualidad y también de algunas otras concretadas en algunas épocas pretéritas.
La creencia en algún ser superior, de algo o alguien que pueda dirigir las energías del universo, el curso, destino y orientación de los seres humanos, de las cosas, de los animales y en general de los seres vivos, ha sido criticada, cuestionada y sometida al escarnio público por quienes disienten de la misma. Muchos pagaron con su vida la fe y la creencia en Dios. La lista es exageradamente larga, cómo larga son las profesiones, razas, condiciones económicas, fe, sexo y épocas en las que estos seres humanos tomaron partido, por la posición de creer en un ser supremo, hacedor de todas las cosas y creador del hombre. La Iglesia Católica exhibe con un supremo honor a quienes ofrendando su vida, se convirtieron en mártires, por haber mantenido su fe, su confianza y su creencia en Dios, en los profetas, en sus santos etc. Pero los científicos tampoco se han quedado atrás. Ellos lograron enfrentar en su momento las fuerzas predominantes en la sociedad en que vivieron, manteniendo su firmeza y su fe en Dios. Arriesgaron no solamente su prestigio, su nombre, su posición social, su puesto dentro de la academia, sino también su vida, ofrendándola en la mejor causa del reconocimiento a la existencia de Dios. Ya la palabra del señor nos advierte de esta circunstancia. La sabiduría de Dios es necedad frente a los hombres. Esta razón y muchas otras es lo que hace difícil para las personas y sobre todo las letradas, las que poseen conocimiento, la gente culta, los investigadores, los científicos, puedan comprender, entender y asimilar que la existencia de Dios deberá ser corroborada por su propia palabra en las santas escrituras. Quien lee la Biblia como un documento histórico, pretende que la misma es un libro escrito por los hombres sin inspiración divina, es obvio que les resulte casi imposible admitir la existencia de Dios. Sin embargo la ciencia misma ha venido demostrando lo que ya hace unos cuantos miles de años se nos advirtió en el viejo y nuevo testamento: la existencia de Dios todopoderoso y trino. Para los incrédulos, como un solo ejemplo podemos citar una verdad corroborada científicamente sobre el infinito .Señalado por Dios en el viejo tratamiento al referirse a la infinitud del mundo y del universo, ratificado en el nuevo testamento por Jesús cuando asevero el carácter infinito de Dios y del mundo. Pues bien el telescopio Hubble actualmente orbitando el espacio sideral, envió imágenes a la tierra según las cuales el universo nos presenta el llamado "efecto chicle", que consiste en la situación de que la lente cuando se aproxima a lo que se considera el final del universo, este se aleja un poco más y así sucesivamente, con lo cual se evidencia el carácter infinito de tal universo.
El Papa Juan Pablo Segundo en su encíclica FIDES ET RATIO (RAZON Y FE) es contundentemente categórico cuando afirma que no existe contradicción entre la fe y la razón.
Este artículo que hoy presento a consideración de mis lectores no es nada original, lo que sí puede considerarse, es un modesto esfuerzo investigativo-documental sobre el tema de la existencia de Dios y la ciencia. Dada la importancia y la trascendencia de la temática es de gran pertinencia el auxilio de la propia encíclica precitada y la reseña de algunos científicos que no tuvieron inconveniente alguno en admitir públicamente la existencia de Dios todopoderoso.
ALGUNAS LÍNEAS SOBRE LA ENCÍCLICA FIDES ET RATIO (RAZÓN Y FE ) DE JUAN PABLO SEGUNDO ( 1998)
CIUDAD DEL VATICANO, 15 de oct 98. .- «La relación actual entre la fe y la razón exige un atento esfuerzo de discernimiento, ya que tanto la fe como la razón se han empobrecido y debilitado una ante la otra. La razón, privada de la aportación de la Revelación, ha recorrido caminos secundarios que tienen el peligro de hacerle perder de vista su meta final. La fe, privada de la razón, ha subrayado el sentimiento y la experiencia, corriendo el riesgo de dejar de ser una propuesta universal. Es ilusorio pensar que la fe, ante una razón débil, tenga mayor incisividad; al contrario, cae en el grave peligro de ser reducida a mito o superstición. Del mismo modo, una razón que no tenga ante sí una fe adulta no se siente motivada a dirigir la mirada hacia la novedad y radicalidad del ser».
Esta es, en síntesis, la esencia de la carta encíclica «Fides et ratio», presentada esta mañana a la prensa internacional en la oficina de información de la Santa Sede. Frente a un tema tan complejo, el pensamiento del Papa es clarísimo. La encíclica que supera de manera decisiva las posiciones radicales del cientificismo y del fideísmo. Los cientificistas creen sólo en la razón, negando la fe; los fideístas hablan sólo de la fe y ven la razón como un peligro mortal.
El Papa, por el contrario, se coloca en la tradición de la Iglesia que ya con San Agustín y Santo Tomás de Aquino hablan de fe y de razón como dos realidades llamadas a vivir necesariamente en armonía. «La fe y la razón --escribe al inicio de la encíclica-- son como las dos alas con las cuales el espíritu humano se eleva hacia la contemplación de la verdad».
La respuesta al nihilismo
Tras recorrer las etapas históricas que han llevado a la separación entre la fe y la razón, Juan Pablo II afronta los peligros modernos, entre los que se encuentran el cientificismo, el pragmatismo y el nihilismo. «Los éxitos innegables de la investigación científica y de la tecnología contemporánea han contribuido a difundir la mentalidad cientificista, que parece no encontrar límites», afirma el pontífice y añade: «Esto lleva al empobrecimiento de la reflexión humana... La mentalidad cientificista ha conseguido que muchos acepten la idea según la cual lo que es técnicamente realizable llega a ser por ello moralmente admisible».
Auténtica esclavitud
«No menores peligros conlleva el pragmatismo --alerta el Santo Padre--, actitud mental propia de quien, al hacer sus opciones, excluye el recurso a reflexiones teoréticas o a valoraciones basadas en principios éticos». Cientificismo y pragmatismo llevan al nihilismo que, según considera el pontífice, «aun antes de estar en contraste con las exigencias y los contenidos de la palabra de Dios, niega la humanidad del hombre y su misma identidad». La conclusión es dramática: «Una vez que se ha quitado la verdad al hombre, es pura ilusión pretender hacerlo libre. En efecto, verdad y libertad, o bien van juntas o juntas perecen miserablemente».
Este camino conduce inexorablemente a la desesperación: según estas teorías, «el tiempo de las certezas ha pasado irremediablemente; el hombre debería ya aprender a vivir en una perspectiva de carencia total de sentido, caracterizada por lo provisional y fugaz. Muchos autores, en su crítica demoledora de toda certeza e ignorando las distinciones necesarias, contestan incluso la certeza de la fe». Según Juan Pablo II, «han llevado la investigación filosófica a perderse en las arenas movedizas de un escepticismo general». Constata que «La legítima pluralidad de posiciones ha dado paso a un pluralismo indiferenciado, basado en el convencimiento de que todas las posiciones son igualmente válidas. Este es uno de los síntomas más difundidos de la desconfianza en la verdad que es posible encontrar en el contexto actual». Y concluye: «En consecuencia, han surgido en el hombre contemporáneo, y no sólo entre algunos filósofos, actitudes de difusa desconfianza respecto de los grandes recursos cognoscitivos del ser humano».
Defensa ante la dictadura tecnológica
Por esta razón, el Santo Padre considera que «para estar en consonancia con la palabra de Dios es necesario, ante todo, que la filosofía encuentre de nuevo su dimensión sapiencial de búsqueda del sentido último y global de la vida. Esta primera exigencia, pensándolo bien, es para la filosofía un estímulo utilísimo para adecuarse a su misma naturaleza. En efecto, haciéndolo así, la filosofía no sólo será la instancia crítica decisiva que señala a las diversas ramas del saber científico su fundamento y su límite, sino que se pondrá también como última instancia de unificación del saber y del obrar humano, impulsándolos a avanzar hacia un objetivo y un sentido definitivos. Esta dimensión sapiencial se hace hoy más indispensable en la medida en que el crecimiento inmenso del poder técnico de la humanidad requiere una conciencia renovada y aguda de los valores últimos. Si a estos medios técnicos les faltara la ordenación hacia un fin no meramente utilitarista, pronto podrían revelarse inhumanos, e incluso transformarse en potenciales destructores del género humano».
Saber orgánico
Juan Pablo II termina lanzando un llamamiento a los filósofos para que «profundicen en las dimensiones de la verdad, del bien y de la belleza, a las que conduce la palabra de Dios». El pontífice expresa su admiración por los científicos --«valerosos pioneros de la investigación científica, a los cuales la humanidad debe tanto de su desarrollo actual»-- y les exhorta «a continuar en sus esfuerzos permaneciendo siempre en el horizonte sapiencial en el cual los logros científicos y tecnológicos están acompañados por los valores filosóficos y éticos, que son una manifestación característica e imprescindible de la persona humana».
Por último, el Papa plantea un objetivo ambicioso: «Deseo expresar firmemente la convicción de que el hombre es capaz de llegar a una visión unitaria y orgánica del saber. Éste es uno de los cometidos que el pensamiento cristiano deberá afrontar a lo largo del próximo milenio de la era cristiana». (Tomado de Zenit http//www.zenit.org/spanish/ ZS98101501).
Científicos Que Creyeron en Dios
1. Nicolás Copérnico (1473-1543)
Copérnico era el astrónomo polaco que puso el primer sistema de planetas basado matemáticamente que giran alrededor del sol. Asistió a varias universidades europeas, y se hizo un Canon en la iglesia católica en 1497. Su nuevo sistema fue en realidad presentado primero en los jardines del Vaticano en 1533 ante el Papa Clemente VII que lo aprobó, y urgió a Copérnico a publicarlo alrededor de ese tiempo. Copérnico nunca estuvo bajo ninguna amenaza de persecución religiosa - y fue instado a que lo publicara por ambos el obispo Católico Guise, el Cardenal Schonberg, y también el profesor Protestante George Rético. Copérnico hizo referencia a Dios a veces en sus obras, y no vio su sistema como en el conflicto con la Biblia.
2. Sir Fancisco Bacon (1561-1627)
Bacon era un filósofo que es conocido por establecer el método científico de investigación sobre la base de la experimentación y el razonamiento inductivos. En De Interpretatione Naturae Prooemium, Bacon estableció sus metas como el descubridor de la verdad, servidor a su país, y servidor a la iglesia. Aunque su trabajo estaba basado en la experimentación y el razonamiento, rechazó el ateísmo como que era el resultado de la insuficiente profundidad de la filosofía, diciendo, "Es cierto que una filosofía ligera inclina a la mente del hombre al ateísmo, pero la profundidad en la filosofía conduce las mentes de los hombres a la religión; pues mientras la mente del hombre busca segundas causas dispersadas, puede algunas veces descansar en ellas, y no ir más lejos; pero cuando contempla la cadena de ellas confederadas, y acopladas juntas, debe necesitar volar a la Providencia y Deidad" (Del ateísmo
3. Juan Kepler (1571-1630)
Kepler era un matemático brillante y astrónomo. Hizo un trabajo temprano sobre la luz, y estableció las leyes del movimiento planetario sobre el sol. También llegó a estar cerca de llegar al concepto Newtoniano de la gravedad universal - incluso antes de que Newton naciera! Su introducción de la idea de la fuerza en la astronomía cambió de manera radical en una dirección moderna. Kepler era un Luterano sumamente sincero y piadoso, cuyas obras sobre astronomía contienen escritos sobre cómo el espacio y los cuerpos celestes representan la Trinidad. ¡Kepler no sufrió persecución por su declaración abierta del sistema centrado por el sol, y era permitido como un Protestante quedarse en la Graz católica como un catedrático (1595-1600) cuando otros Protestantes habían sido expulsados!
4. Galileo Galilei (1564-1642)
Galileo es recordado a menudo para su conflicto con la Iglesia Católica Romana. Su trabajo polémico sobre el sistema solar fue divulgado en 1633. No tenía ninguna prueba de un sistema centrado por el sol (los descubrimientos del telescopio de Galileo no demostraron una tierra móvil) y su sola "Prueba" sobre la base de las mareas era inválida. Ignoraba las órbitas elípticas correctas de los planetas publicada veinticinco años antes por Kepler. Debido a que su trabajo terminó poniendo el argumento favorito del Papa en el diálogo en la boca del simplón, el Papa (un viejo amigo de Galileo) estaba muy ofendido. Después del "Juicio" y siendo prohibido de enseñar el sistema centrado por el sol, Galileo hizo su trabajo teórico más útil, que fue sobre dinámica. Galileo dijo expresamente que la Biblia no puede equivocarse, y vio su sistema como una interpretación alterna de los textos bíblicos.
5. René Descartes (1596-1650)
Descartes era un matemático francés, científico y filósofo que ha sido llamado el padre de la filosofía moderna. Sus estudios de la escuela lo hicieron insatisfecho con la filosofía previa: tenía una fe religiosa profunda como un Católico Romano, que conservó hasta su último día, al mismo tiempo que un deseo decidido y apasionado de descubrir la verdad. A la edad de 24 tenía un sueño, y sintió el llamado vocacional de tratar de traer juntos conocimientos en un sistema de pensamiento. Su sistema comenzó preguntando qué podía ser conocido si todo lo demás fuera dudado - sugiriendo al famoso "Pienso, por lo tanto existo". En realidad, es olvidado a menudo que el próximo paso para Descartes fue establecer la certeza por muy poco de la existencia de Dios - porque solamente si Dios ambos existe y no quiere que nosotros seamos engañados por nuestras experiencias - podamos confiar en nuestros sentidos y en los procesos del pensamiento lógicos. Dios es, por tanto, fundamental para toda su filosofía. El lo que realmente quería ver era que su filosofía fuese adoptada como la enseñanza estándar Católica Romana. René Descartes y Francisco Bacon (1561-1626) son en general respetados como figuras clave en el desarrollo de la metodología científica. Ambos tenían sistemas en los que Dios era importante, y ambos parecen más devotos que el promedio por su era.
6. Isaac Newton (1642-1727)
En óptica, mecánica, y matemáticas, Newton era una figura de genio indiscutible e innovación. En toda su ciencia (incluyendo química) el vio las matemáticas y los números como central. Lo que es menos conocido es que era fervientemente religioso y vio a los números tan involucrados en el plan de Dios para la historia a partir de la Biblia. Hizo una obra considerable sobre numerología bíblica, y, aunque los aspectos de sus creencias no eran ortodoxos, pensaba que la teología era muy importante. En su sistema de física, Dios es esencial para la naturaleza y el carácter absoluto del espacio. En Principia dijo, "El sistema más hermoso del sol, los planetas, y cometas, podía sólo proceder del consejo y dominio de un Ser inteligente y poderoso."
7. Roberto Boyle (1791-1867)
Uno de los fundadores y miembros tempranos de la Real Sociedad, Boyle dio su nombre a "La ley de Boyle" para los gases, y también escribió una obra importante sobre química. La Encyclopedia Britannica dice de él: "Por su voluntad dotó de una serie de conferencias de Boyle, o sermones, que todavía continúan", para demostrar la religión cristiana contra los infieles conocidos....' Como un Protestante devoto, Boyle recibió un interés especial promoviendo la religión cristiana por todas partes, dando dinero para traducir y publicar el Nuevo Testamento en irlandés y turco. En 1690 desarrolló sus opiniones teológicas en el Cristiano virtuoso, que escribió para mostrar que el estudio de la naturaleza era un deber religioso principal." Boyle escribió contra los ateos en su día (la noción de que el ateísmo es una invención moderna es un mito), y era evidentemente mucho más fervientemente cristiano que el promedio en su era.
8. Miguel Faraday (1791-1867)
Miguel Faraday era el hijo de un herrero que se convirtió en uno de los científicos más grandes del siglo XIX. Su trabajo sobre la electricidad y el magnetismo no sólo revolucionó la física sino también resultó en gran parte de nuestros estilos de vida de hoy, que dependen de ellos (incluir computadoras y líneas telefónicas y sitios web). Faraday era un miembro fervientemente cristiano de los Sandemanianos, que influyeron en él significativamente y afectaron fuertemente la manera en la que se acercó e interpretó la naturaleza. Originados de los Presbiterianos, los Sandemanianos rechazaron la idea de las iglesias estatales, y trataron de regresar a un tipo de Cristianismo del Nuevo Testamento.
9. Gregorio Mendel (1822-1884)
Mendel fue el primero en ofrecer los fundamentos matemáticos de la genética, en lo que llegó a ser llamado "Mendelianismo". Empezó su investigación en 1856 (tres años antes que Darwin publicara su Origen de las Especies) en el jardín del monasterio en el que era un monje. Mendel fue elegido abad de su monasterio en 1868. Su obra permaneció comparativamente desconocida hasta finales del siglo, cuando una nueva generación de botánicos empezó a encontrar resultados similares y lo "Redescubrieron" (aunque sus ideas no eran idénticas a la suya). Una idea interesante en los años 1860's fue notable por la formación del X - club, que estaba dedicado a disminuir las influencias religiosas y propagar una imagen de "conflicto" entre la ciencia y la religión. Un simpatizante fue el primo de Darwin, Francisco Galton
10. Guillermo Thomson Kelvin (1824-1907)
Kelvin era más importante entre el grupo pequeño de científicos británicos que ayudaron a poner los cimientos de la física moderna. Su trabajo cubrió muchas áreas de la física, y fue dicho que tenía más credenciales que alguien más en la comunidad de naciones, puesto que recibió numerosos títulos honoris causa de universidades europeas, que reconocieron el valor de su trabajo. Era un Cristiano muy comprometido, que era indudablemente más religioso que el promedio por su era. Curiosamente, sus colegas físicos Jorge Gabriel (1819-1903) y Jaime Clerk Maxwell (1831-1879) eran también hombres de profunda dedicación cristiana, en una era cuando muchos eran sólo de nombre, apáticos, o anticristianos. La Encyclopedia Britannica dice "Maxwell es visto por la mayoría de los físicos modernos como el científico del siglo XIX que tenía la influencia más grande sobre física de siglo XX; es clasificado con Sir Isaac Newton y Alberto Einstein por la naturaleza fundamental de sus contribuciones." Lord Kelvin era un creacionista de la tierra vieja
11. Max Planck (1858-1947)
Planck hizo muchas contribuciones a la física, pero fue más conocido por la teoría cuántica, que revolucionó nuestro conocimiento de los mundos atómicos y subatómicos. En su conferencia de 1937 sobre "Religión y Ciencia", Planck expresó la opinión de que Dios estaba por todos lados presente, y sostuvo que "La santidad de la Deidad ininteligible era expresada por la santidad de los símbolos." Los ateos, creía él, dan demasiada importancia a lo que son simplemente símbolos. Planck era una persona que ayudaba al clero en asuntos seculares desde 1920 hasta su muerte, y creyó en un Dios Todopoderoso y Omnisciente y caritativo (aunque no necesariamente uno personal). Tanto la ciencia como la religión hacen una "Lucha incansable en contra del escepticismo y el dogmatismo, en contra de la incredulidad y la superstición" con la meta "Hacia Dios!"
12. Alberto Einstein (1879-1955)
Einstein es probablemente el mejor conocido y el más reverenciado científico del siglo veinte, y es relacionado con las revoluciones muy importantes en nuestro pensar en el tiempo, la gravedad, y la conversión de la materia en energía (E = mc2). Aunque nunca llegó a la creencia en un Dios personal
Traducido por Mario A. Olcese)
ETIQUETAS: RACIONALISTA,POSITIVISTA,CIENTIFICO,
No hay comentarios.:
Publicar un comentario