jueves, abril 05, 2007

" EL SUEÑO DE UN PROFESOR UNIVERSITARIO "

SUEÑO DE UN PROFESOR UNIVERSITARIO

Prof. Dr. Mervy Enrique González Fuenmayor

- Sábado, 24 de marzo de 2007. 2:40pm -

Maracaibo, Venezuela, América del Sur

H
OY ES SÁBADO, pero no sábado cualquiera, mi ciudad está radiante, su calor y su sol parecieran renovados. Flota en el ambiente el clima de los días santos que se acercan con ocasión de la Semana Mayor que los católicos cristianos, según nuestra profesión de fe conmemoramos y celebramos. Es uno de esos días en los cuales me invade una profunda mezcla de impotencia, tristeza y coraje. Estos sentimientos, materializados tal vez por las condiciones de modo, tiempo y lugar en las cuales se desarrollan la multidiversidad de actividades generadas por cada uno de los miembros de la sociedad, lo mismo que sus instituciones; sólo y como he referido anteriormente, tal vez constituya la causa de tan poco agraciado estado de ánimo. Aún así está efímera situación emotiva que barniza mi existencia en estos momentos, no es capaz de extinguir el optimismo, la esperanza y el sueño de quienes estamos casados con el futuro, con la justicia, con la verdad, con la fe en que los seres humanos siempre tienen oportunidad de cambiar y de quien considera que estos, no son malos per. se, sino más bien se han transformado en seres poco confiables, muy poco bondadosos y poco obsequiosos con la solidaridad. Es así y por ello, la esperanza y la bondad que en todo hombre radica, es garantía de que pase lo que pase, al final del camino la verdad, la justicia, el amor siempre triunfará, aunque este final ocurriese después de una gran guerra de sentimientos, emociones, conductas, actitudes, en las cuales éstas escaramuzas o batallas en las cuales estén involucrados estos aspectos, sean perdidas por su lado bueno y por la justicia.

El introito anterior es más que propicio para relatarle a los amigos y amigas, y aquellos que no lo son, la trama de un sueño que ha venido siendo recurrente en los últimos diez años aproximadamente. Ese sueño realmente amenaza con convertirse en una pesadilla. Esta afirmación deviene de la circunstancia, de que los hechos que se entretejen en la madeja de la trama, no son precisamente éticamente buenos o correctos y sus consecuencias obviamente tampoco lo son. En las escenas que de acuerdo con el contenido de ese sueño y que para mi fortuna son escenas a color, ya que tengo el privilegio de soñar en colores, a diferencia de muchos pesimistas que todavía siguen soñando en blanco y negro. Para este tipo de personas el enfado, el pesimismo, el derrotismo, la carencia de fe y esperanza, se traduce en eso: todo lo ven en blanco y negro, como si nada valiese la pena para alegrarse o simplemente tener momentos de felicidad plena. Para estas personas ni siquiera las tecnologías tan elevadas de hoy han permitido cambiar sus miserables esquemas de vida por otros que puedan fácilmente transformar sus opciones y metas en verdaderas fuentes de amor, alegría, justicia, prosperidad, bienestar y confort. Pero retomando el relato y ofreciendo mis excusas por la digresión en la que incurrí, y con vuestro permiso, inmediatamente comienzo por narrar, lo que mi mente ha retenido de ese sueño rayano en pesadilla. El escenario es una Facultad integrada por varias Escuelas de una Universidad Centenaria de América Latina. De ésta egresan Abogados, Licenciados en Ciencias Políticas y también Licenciados en Trabajo Social, es decir, profesionales vinculados a las ciencias jurídicas y sociales pero en campos que, si bien son diferentes, sus coincidencias son notorias y abundantes. Dentro de ese sueño intervengo o participo asumiendo el personaje de catedrático de las Escuelas de Derecho y de Trabajo Social en compañía de otros profesores y profesoras. Hay catedráticos y catedráticas jóvenes, muy jóvenes, adultos, algunos lindando en su madurez y otros absolutamente maduros casi tocando el comienzo de la ancianidad. Del mismo modo -en el sueño - los hay con muchísima ética, con muy poca ética y otros con ninguna ética. Esta calificación no se genera ni deviene de la valoración del soñador, ya que existen hechos en ésa trama que permiten que esta calificación se ajuste y sea adecuada con lo que ocurre en ese sucedáneo acontecer onírico.

En el sueño en cuestión no se soslaya la actividad de los otros miembros de esa comunidad universitaria, como lo son sus estudiantes y el personal administrativo y obrero, los cuales también ejecutan o permiten que se realicen actos muy éticos, poco éticos o sin ninguna ética. Pero ya volveremos en párrafos posteriores a examinar cada uno de estos personajes. Por de pronto se centrará la atención en el caso de los profesores y profesoras, y repito que el contenido de este artículo no es más que la expresión de un profesor que experimentando este sueño recurrente, ha decidido plasmar de manera impresa lo que en ese sueño ocurre frecuentemente y que atormenta al profesor-soñador, por la inmoralidad, corrupción y transgresiones al Derecho, a la Moral y a las Buenas Costumbres, por lo que cualquier parecido con la realidad bien sea de mi Universidad, de mi Facultad, de mis Escuelas, como de las Universidades, Facultades o Escuelas de nuestro país Venezuela o de cualquier otro, es una mera coincidencia. (Esta observación es importante, para que no sea motivo en el futuro de malos entendidos, y que pudiera tomarse como fundamento para imputárseme hechos, afirmaciones, opiniones o criterios que no he expresado, porque insisto las reflexiones, narraciones, relatos y descripciones que este artículo se realizan, son tomados de un sueño y no de la vida real. Por ello si alguien o algo se ve reflejado en lo que aquí cuento, reitero es pura coincidencia).

En el orden que nos hemos propuesto, refirámonos a los profesores y o catedráticos de ese sueño. Una gran cantidad de ellos, no dictan regularmente sus clases, sólo se les ve aparecer cuando se escenifican actos protocolares, solemnes y otros conmemorativos a alguna efemérides y en cuyo escenario de conmemoración o celebración se encuentren las autoridades más altas de la facultad, escuela, departamento o de las autoridades rectorales o que jerárquicamente estén por encima de ellos. Se les conoce con el apelativo de exhibicionistas, pues solamente les interesa que se les vea por parte de quienes sobre ellos ejercen labores de supervisión, dirección en orden al cumplimiento de sus obligaciones. Por supuesto que esta actitud carente de toda ética, genera cierto prurito y escozor en los otros docentes que sí cumplen con sus tareas y deberes universitarios cabalmente. Pero la situación no se concreta únicamente a este aspecto. Puede mencionarse también el derivado de su actuación referida al dictado de clases propiamente dicho, actividad en la cual estos pseudo profesores evidencian una gran incompetencia, incapacidad, o por decir lo menos una pereza muy propia de quienes han elegido el camino de no trabajar y vivir a costa del trabajo de los demás. Es triste, pero en el sueño sucedió así. Además la evaluación, como un segmento integrador del acto educativo, viene a constituir para esta especie de docente, una muy lucrativa labor, habida cuenta de que la mayor parte de ellos (los pseudo profesores) recibe como pago por la aprobación de los exámenes de las cátedras que dicta, sumas en dinerario y otros, los más degradados, optan por el cobro en especie, bien sea alimentos, bebidas, artículos de lujo o del hogar y los más pervertidos, seleccionan pagos en especies corporales, léase: "operación colchón", independientemente de que se trate de mujeres u hombres, en virtud de que los antivalores, la prostitución y la abominación que en el exterior universitario se materializan, y que también poseen intramuros un cierto patrón de conducta, que aunque no es mayoritario, por lo menos resulta evidente.

Lo anterior no excluye lo referente a la evaluación que se debe realizar y que estos pseudo profesores no realizan, o cuando la efectúan median motivos oscuros e inconfesables. En el sueño ellos generalmente no corrigen, por las situaciones ya comentadas y además y porque la pereza o la dedicación a otros asuntos se lo impide. Por ello apelan al expediente fácil de aplazar a la mayor parte de los cursantes o simplemente le colocan la mínima nota para la aprobación de todos los estudiantes. A este drama debe adicionarse el enojoso ejemplo que algunos profesores o falsos profesores muestran, cuando incluso por palabras emitidas por sus propios labios, han manifestado tener a la universidad como un medio alterno de obtención de recursos o como complemento del salario que devengan en otra actividad, como aquellos que se dedican simultáneamente a la judicatura y a la docencia, al ejercicio profesional y a la docencia, a la actividad mercantil y a la docencia, al ejercicio de cualquier otra actividad que va desde la santería, conferencistas de la nueva era, espiritistas, fanáticos de algún culto o idea, políticos de oficio, dirigentes gremiales universitarios o no, educacionales o no, los que realicen actividades religiosas ocupando en ellas la mayor parte del tiempo y negándoselo a su actividad universitaria; en fin todos los pseudo profesores que aprovechándose de la institución universitaria, violan, transgreden y conculcan el orden normativo universitario, anteponiendo sus intereses muy personales, económicos, políticos, sociales, religiosos, académicos y de otro tipo a los de nuestra Alma Máter. Así lo he vivido y visto en ese sueño.

En esa pesadilla-sueño que me atormenta y que se ha convertido en un episodio recurrente, dada la elevada dosis de antivalor, corrupción y deshonestidad que lo caracteriza, ocurren otras situaciones que para mí resultan de gran tristeza narrar en este artículo. Y es que en esta pesadilla durante los últimos diez años, se han posgraduado más profesores o pseudo profesores, que en todo el anterior tiempo de existencia de la Universidad. Así el Licenciado en Trabajo Social, se gradúa también de Abogado, así como éste último aprovecha y se gradúa también de Licenciado en Trabajo Social, en cuanto a la carrera de Ciencia Política, todavía en mi sueño no aparece esta graduación, tal vez porque todavía no ha egresado la primera promoción de esa escuela (según mi sueño). Pero si continuamos en el tema, el sueño también nos revela en algunos de sus episodios, que no solamente se obtienen todos los títulos que en esa facultad se otorgan en el pregrado, ya que, los títulos de especialidad, maestría y doctorado también son "obtenidos" por eso pseudo profesores. De allí que no se sorprenda amigo lector de que la facultad de Ciencias Jurídicas y Políticas a la que el sueño se refiere, posea en toda la universidad en la que se inscribe, el mayor número de pseudo profesores que exhiben la mayor cantidad de títulos, verbigracia, el abogado también es doctor en derecho, es magíster en por lo menos uno de los programas de maestría que se ofrece en la facultad, aunque en el sueño recuerdo que muchos de ellos tenían casi todo los títulos de magíster de los programas que se ofrecen, en decir son abogados, doctores en derecho, magíster en derecho o del trabajo, derecho procesal civil, intervención social, ciencias penales y criminológicas. No bastando ello, también se hacen especialistas, en las diversas especialidades que la facultad oferta, por ello son especialistas en derecho del niño y del adolescente, y en cualquier otra que se dicte. Pero además, en la pesadilla que asiduamente vivo, hoy aparecen otros episodios que se vinculan a los nuevos doctorados que la facultad ofrece y en el sueño en cuestión esos mismos personajes como son los pseudo profesores, también han obtenido o están en vía de obtención de los doctorados en derecho, y otros que en este momento escapan de mi memoria. Igual sucede con los licenciados en trabajo social estos al obtener el título de abogado, repiten la historia de estos últimos en las condiciones que ya he narrado.

Si no nos hubiésemos anticipado en el largo introito de este artículo, parecería un éxito de la Facultad de Ciencias Jurídicas y Políticas de esa centenaria Universidad, que sus profesores hayan logrado semejante patrimonio académico. Pero la situación, lamentablemente, no obedece al espíritu creador y de superación de aquellos, sino más bien obedece -según el sueño- al conjunto de irregularidades que se producen para que estos pseudo profesores obtengan los títulos mencionados. Entre otras cosas el sueño me reveló, que los mismos no acuden a clase, no presentan ninguno de sus exámenes ni trabajos de investigación a los que se les obliga para efectuar la evaluación en ésas especialidades, doctorados o programas de maestrías. Para el caso de que acudan en algunas ocasiones, lo cual es poco probable, entonces cuentan con docentes de su misma naturaleza, origen y hábitat, lo cuales se prestan para aprobarlos sin que se cumplan los requisitos exigidos por la ley, reglamentos y resoluciones.

Hace tiempo, y me perdonan otra nueva digresión, escribí para el diario Panorama que se publica en la ciudad de Maracaibo, república de Venezuela, América del Sur, una artículo que intitulé “TITULITIS. MAESTRITIS. DOCTORITIS”. Y a cuyo texto me remitiré para que el lector pueda abundar en algunos de los argumentos y causas por las cuales esta fenomenología se produce. Pero lo peor amigos y amigas que me leen es que el daño que se le causa a la sociedad, a la universidad, y al destinatario los servicios de estos pseudo profesionales, es de tal gravedad que con el correr del tiempo y yo diría en un mediano plazo, las consecuencias trastocarán los cimientos de esta sociedad que como ya se ha visto ha venido reconstruyéndose sobre una fantasía, sobre una quimera, sobre la mentira, sobre el engaño, sobre el fraude, sobre la incapacidad y la mediocridad , sobre el dolo, sobre la corrupción, sobre el facilismo, sobre la deshonestidad y la carencia de probidad, sobre los intereses particulares y los más bajos instintos y pasiones de quienes por seguir el camino fácil, expedito y libre de sacrificios, quieren coronar con éxito lo que no se merecen. Por ello también en el sueño o pesadilla, reconfortan las palabras del maestro Jesús Enrique Losada quien manifestó en alguna oportunidad: “ES PREFERIBLE MERECER SIN OBTENER, QUE OBTENER SIN MERECER”.

En el estilo propio de nuestra escritura, de seguidas me permito, y solamente con fines pedagógicos, citar un fragmento de la escritura sagrada según la cual: "no olvides mis enseñanzas hijo mío; guarda en tu memoria mis mandamientos, y tendrás una vida larga y llena de felicidad, no abandones nunca el amor y la verdad, llévalos contigo como un collar. Grábatelos en la mente, y tendrás el favor y el aprecio de Dios y de los hombres. Confía de todo corazón en el señor y no en tu propia inteligencia. Ten presente al señor en todo lo que hagas, y el te llevará por el camino recto. No te creas demasiado sabio; honra al señor y apártate del mal; esa es la mejor medicina para fortalecer tu cuerpo!” (Proverbios 3:1-8). De esa palabra de Dios el seudo profesor de mis pesadillas debe aprender muchísimo, entre otras cosas lo primero tiene que ver con la observación, el cumplimiento, o por lo menos tratar de cumplirlos, los diez mandamientos, aunque resulte pertinente, agregar a esto que Jesús Cristo nos enseñó que nadie se salva por el cumplimiento de la ley, porque es imposible que el hombre cargado de tantos pecados y tan frágil en virtud de la tentación de la carne, pueda cumplirlos, por ello es nos trajo un mandamiento nuevo, el cual moligera y suaviza todo el decálogo y la ley mosaica “AMARÁS AL SEÑOR TU DIOS CON TODAS TUS FUERZAS Y POR ENCIMA DE CUALQUIER OTRA COSA Y AL PRÓJIMO COMO A TI MISMO”. No obstante, Jesús no vino a abolir la ley, sino al cumplimiento de su misión salvífica y a revolucionar las estructuras de una sociedad pervertida, degradada y consumiéndose en su propia perdición. También evidencia esa lectura bíblica que la verdad, la justicia y el cumplimiento de nuestros deberes con el señor, en definitiva son el cumplimiento de los deberes nuestros en la sociedad y constituyen el camino auténtico hacia el éxito, la felicidad y la grandeza material y espiritual del ser humano.

Otro fragmento de la Palabra de Dios que merece ser citado es el siguiente: “Hay seis cosas, y hasta siete que el señor aborrece por completo: los ojos altaneros, la lengua mentirosa, las manos que asesinan a gente inocente, la mente que elabora planes perversos, los pies que corren ansiosos al mal, el testigo falso y mentiroso, y el que provoca peleas entre hermanos”. (Proverbios. 6:16-29). La sentencia de este texto bíblico de verdad que causa terror en los pseudo profesores de mi pesaroso sueño, están subsumidos esos aborrecimientos manifestados por el Señor y por intermedio de sus profetas. Sus conductas son perversas, sus planes para obtener lo que no merecen, por atender la mentira y el engaño, por correr y ansiar el mal, ya que lo que se obtiene en franca violación a la verdad, a la justicia y al cumplimiento de requisitos dirigidos a cualquiera, sin discriminar su condición de docente o no, para lograr grados, posgrados y especialidades, es evidencia del mapa trazado por esos especimenes que de alguna manera constituyen el emblema del maligno y el icono de lo antiuniversitario, antiacadémico, inmoral, ¿y por qué no decirlo?, también delictivo.

Por ello no se sorprenda amigo lector o lectora, si de la facultad de Ciencias Jurídicas y Políticas existente en el sueño que me persigue dónde vaya, se encuentra o se cruza en su camino con alguno de estos “ERUDITOS DE PAPEL" que seguramente le esgrimirán “SUS CREDENCIALES” para exhibir capacidades, competencias y habilidades, para lograr que usted quede anonadado por esos extraordinarios dones de su circunstancial y cercano congénere. Seguramente ya algunos estarán especulando sobre presuntas heridas no cicatrizadas preexistente en el autor de este artículo o también acerca de algún resentimiento que pueda poseer por causas diversas. Ante esta especulación es de afirmar que mi expediente como catedrático de la Universidad del Zulia, está a la disposición de cualquier persona en una dependencia que se llama CEDIA adscrita al Vicerrectorado Académico, y al mismo tiempo reposa en la Escuela de Derecho de la Facultad de Ciencias Jurídicas y Políticas de esa Centenaria Universidad del Zulia, en el departamento del CEDIA Seccional Derecho. He de advertirles, que mi expediente está, y me perdonan lo folclórico: “como revista de barbería”. Expresión que se utiliza en mi país y en Latinoamérica, para referirnos al material de lectura que encontramos en los lugares públicos en los cuales debemos esperar nuestro turno para ser atendidos, como por ejemplo consultorios médicos, farmacias, bancos, oficinas públicas, barberías, etc. Materiales de lectura que se encuentran ajados, manoseados, deteriorados y en algunos casos rotos, ello debido al continuo y desmedido uso de quienes frecuentan el lugar. Lo mismo sucede con mi expediente, ya que cualquier persona que se sienta tácita o expresamente aludido por alguno de mis artículos, conferencias, charlas, libros, así como opiniones, tesis, entrevistas o programas de radio, lo primero que suele hacer es revisar mi transitar académico, mi expediente como catedrático, así como hurgar en mi vida pública y privada, con el deseo -inútil y fallido por supuesto- de encontrar conductas que se me puedan atribuir y que sean contrarias a la moral, las buenas costumbres y al Derecho. No soy un santo, pero tampoco un demonio. Soy un pecador, pero trato como pecador que busca y camina el camino de la santidad, no caer, y si lo hago, tengan la seguridad amigos lectores que esa caída no será por la misma causa o por un anterior. Ya lo han vivido y nos los han enseñado los diferentes santos y mártires de nuestra iglesia católica: “la diferencia entre un pecador y uno que camina hacia la santidad, es que el primero cae y se queda en el suelo, en cambio el otro se levanta y sigue su marcha y cuando vuelva caer, seguramente lo hará por causa distinta a aquella por la que cayó la primera vez. Dice la palabra de Dios que siete vez cae el justo y siete veces Dios lo levanta”. Esta evocación y cita viene a resaltar que lo importante es el deseo y efectivo paso para cambiar, mientras esto no ocurra seguiremos en el camino de la oscuridad. Y nosotros los docentes somos los menos llamados a permanecer en tan desdichado escenario. Errar es de humanos, rectificar es de sabios, en tanto que el perdonar es divino. Todas estas reflexiones son de naturaleza constructiva, pero son también firmes y contundentes en cuanto a la denuncia. Todo lo que se ha dicho hasta este momento y lo que se dirá después se expresó en el recurrente sueño o pesadilla.

Los estudiantes no escaparon tampoco de participar en tan convulsivo sueño. Ellos son la razón de ser de las universidades y del sistema educativo. Sangre joven, pero también ni muy joven, y a veces sangre adulta y otra bien madura, casi llegando a la ancianidad. Se debe éste variopinto paisaje onírico-evocativo a las circunstancias de que hoy se matriculan en nuestra escuela de Derecho -según el sueño- no solamente los muy jóvenes, sino también adultos que no pudieron terminar su carrera por razones diversas y otros ya casi ancianos que quieren en el ocaso de su vida obtener cualquier título, bien para masajear su ego o tal vez ofrecérselo como un regalo a sus descendientes y cónyuge. A estos miembros de la comunidad académica universitaria le dedicaremos en otro artículo in extenso reflexiones más profundas, ya que en el sueño que aquí plasmo juegan un papel predominante, notorio, y también porque sus consecuencias requieren que la problemática que generan en ese sueño, sean analizadas con el corazón ardoroso pero con la cabeza bien fría .La problemática estudiantil -evidencian las imágenes de ese sueño- en esa Facultad, es complejo, profundo y de causas y consecuencias alarmantes y casi en el límite de lo que en el sueño manifesté: “la delincuencia académica: el ecosistema de la mafia educativa”. Por citar solamente algunas situaciones, en esa pesadilla observé con impotencia como las Secretarías Docentes, Direcciones de Escuelas, Decanatos y todas las dependencias encargadas de manejar las matrículas de los estudiantes, la asignación de los horarios por parte de esas autoridades a los estudiantes, a quienes hoy se les permite la selección de los mismos, inclusive los profesores que quieran tener como docentes en cada una de sus materias (por supuesto que seleccionarán a los que la jerga académica ha dado en llamar profesores madres, y aquí me permito remitir al lector a un artículo que con el mismo nombre escribí y que puede verse en la red, o en mi blog: www.mervyster.blogspot.com. Por otro lado, me veía como secretario docente -en ese sueño- y escuchaba historias según las cuales algunos funcionarios de esa dependencia cobraban en dinero por ajustarle a los alumnos sus horarios y cuadrarles los profesores que iban a dictarles sus materias, colocándolos con los que en la evaluación requirieran niveles de exigencia mínimos (Pseudo profesores(as), perezosos, incapaces, mediocres etc., -en el sueño-). Figúrese amigo lector, que en ese catálogo de profesores madres, existen catedráticos y catedráticas que siendo abogados, ni siquiera conocen la dirección de los tribunales, fiscalías, inspectorías o cualquier otro despacho en el que se ventile la justicia. En el sueño pude presenciar cómo profesores de derecho procesal civil nunca habían ejercido, ni tampoco piensan ejercerlo a pesar de su juventud, existen profesores y profesoras que incluso a nivel de posgrado no tienen la experiencia de haber litigado un solo caso ni menos haber redactado un documento en su vida. Estos y aquellos estudiantes son la causa de mis tormentosos días, cada vez que la pesadilla regresa. ¿Es que nada se puede hacer? me pregunto en el sueño. Ya en el pasado me dicen las imágenes del sueño, alguien trató de colocar algunos correctivos, pero la complicidad de la autoridades tanto de la Facultad como las del Consejo Universitario, enterraron toda iniciativa de honestidad, transparencia, justicia, verdad y defensa institucional. En la facultad existen buenos estudiantes, pero desafortunadamente no son la mayoría, estos últimos lo mismo que los pseudo profesores, han tomado el camino de la deshonestidad, del engaño, del fraude, de la corrupción, de la intención perversa, de la mentira, del dolo etc., ¿qué se puede esperar de estos ciudadanos cuando culminen su carrera universitaria, cuyo título lo lograron por el camino que se ha señalado? La respuesta es cataclismica. Lo que le espera la sociedad futura es el predominio del mal, de la injusticia, de la trampa y del triunfo de los antivalores sobre la cultura de la vida, del amor, de la justicia, de la equidad y de la solidaridad. Eso me lo reveló también esa pesadilla. Sin embargo es bueno que contemos que en el sueño también vi profesores, profesoras, estudiantes, empleados y obreros capaces, competentes, honestos, apegados al las costumbres y a la ética, cumpliendo todos ellos en grado superlativo todos sus deberes y aún más allá, dándolo todo por la institución y consecuencialmente por la humanidad, por la sociedad, y por la justicia y la verdad que deben imperar como principios rectores de la vida en común. Eso también me lo reveló el sueño y es lo que me motiva día a día a mantener una lucha en contra de todo aquello que sea contrario a los más excelsos valores de la moral, la ética, la verdad, la justicia, la reciprocidad y la caridad. Me motiva también a defensa de una educación integral, completa y cargada de estos valores y finalmente el amor al Señor y al prójimo. Asumiendo el riesgo de que algunos lectores pudiesen calificarme, erradamente, como excesivamente religioso incluso endilgárseme el apelativo de fanático religioso, aún así debo afirmar que soy un hombre absolutamente convencido de que en el Texto Sagrado, en la Biblia, encontraremos la solución a todos nuestros problemas, allí se encuentra la palabra inspirada de Dios que nos habla del pasado, del presente y del futuro, que bien de manera directa o por parábolas como lo hacía nuestro buen Jesús, se nos comunican las causas por las cuales el hombre se convierte en un ser destructivo cuando le da rienda suelta a sus debilidades, a la tentación de la carne, a la exaltación de su propia personalidad por encima de la de Dios y cuando cree que es infalible y que todo cuanto se proponga o quiera realizar esta plenamente justificado sin importarle los medios que utilice. Por cierto que estos últimos aspectos han sido totalmente desvirtuados por hechos ocurridos en la humanidad en los últimos años, entre los cuales podemos citar solamente al azar: el sida, la radioactividad, el cambio climático, la rotura de la capa de ozono, el envenenamiento de los mares y aguas y la aparición de nuevos fenómenos que someten a la vida humana a la próxima destrucción. De allí que para contribuir un poco al esclarecimiento de la problemática a estudiantil en nuestras universidades y un poco también para tratar de explicar sus causas, van estas pequeñas “pastillas bíblicas” cuya ingesta recomendamos. Veamos entonces las citas bíblicas en todo su contexto:

Proverbios - Capítulo 8. Versículos 1 al 21

¿No está llamando la Sabiduría? y la Prudencia, ¿no alza su voz?
En la cumbre de las colinas que hay sobre el camino, en los cruces de sendas se detiene;
junto a las puertas, a la salida de la ciudad, a la entrada de los portales, da sus voces:
A vosotros, hombres, os llamo, para los hijos de hombre es mi voz.
Entended, simples, la prudencia y vosotros, necios, sed razonables.
Escuchad: voy a decir cosas importantes y es recto cuanto sale de mis labios.
Porque verdad es el susurro de mi boca y mis labios abominan la maldad.
Justos son todos los dichos de mi boca, nada hay en ellos astuto ni tortuoso.
Todos están abiertos para el inteligente y rectos para los que la ciencia han encontrado.
Recibid mi instrucción y no la plata, la ciencia más bien que el oro puro.
Porque mejor es la sabiduría que las piedras preciosas, ninguna cosa apetecible se le puede igualar.
Yo, la Sabiduría, habito con la prudencia, yo he inventado la ciencia de la reflexión.
(El temor de Yahvé es odiar el mal.) La soberbia y la arrogancia y el camino malo y la boca torcida yo aborrezco.
Míos son el consejo y la habilidad, yo soy la inteligencia, mía es la fuerza.
Por mí los reyes reinan y los magistrados administran la justicia.
Por mí los príncipes gobiernan y los magnates, todos los jueces justos.
Yo amo a los que me aman y los que me buscan me encontrarán.
Conmigo están la riqueza y la gloria, la fortuna sólida y la justicia.
Mejor es mi fruto que el oro, que el oro puro, y mi renta mejor que la plata acrisolada.
Yo camino por la senda de la justicia, por los senderos de la equidad,
para repartir hacienda a los que me aman y así llenar sus arcas.

Proverbios - Capítulo 8 Versículos 32 al 35

Ahora pues, hijos, escuchadme, dichosos los que guardan mis caminos.
Escuchad la instrucción y haceos sabios, no la despreciéis.
Dichoso el hombre que me escucha velando ante mi puerta cada día, guardando las jambas de mi entrada.
Porque el que me halla, ha hallado la vida, ha logrado el favor de Yavé.

Un comentario adicional, habrá de hacerse respecto de las citas bíblicas reseñadas, y tiene que ver con la necesidad de que el estudiante no debe confundirse en la maraña de criterios, tesis y opiniones que dominan la escena universitaria. Universidad deviene del latín universitas, que da la idea de integralidad, de totalidad, para definir con ello la multiplicidad que traduce la universidad en cuanto a conocimiento, opiniones y criterios. No precisamente en vano se le llama la casa del saber, pues allí todas las corrientes de pensamiento son admitidas, discutidas, analizadas y pasadas por el tamiz de la verdad. Con semejante escenario, prácticamente el estudiante vivirá en una celda gigantesca, si su mente, alma y espíritu, no se previenen frente a la oscuridad, la manipulación perversa y la alienación. No todo lo que se enseña en la universidad es verdad, ni es cierto que todo conocimiento propende al bienestar de la humanidad. Antes por el contrario es en el Alma Máter, el lugar en el cual la gran mayoría de las tesis erradas y errátiles tienen cabida, y debe ser así en virtud de la noción de integralidad a la que hemos hecho referencia. La cita bíblica de Proverbios es oportuna y ojala los estudiantes, de una vez por todas, acepten que si bien es cierto a veces ciertas dosis de coraje son buenas, no siempre las mismas son las mejores armas o instrumentos para el establecimiento de la verdad y la justicia. Más que esas actitudes o conductas, la sabiduría, la prudencia y la sensatez son mejores aliadas en la búsqueda y establecimiento de estos últimos valores. La justicia no podría entenderse sin el necesario discernimiento que solamente es posible lograr a través del conocimiento de la Palabra de Dios. Es común la frase según la cual un hombre puede ser muy culto, educado y poseer gran conocimiento, pero no tener sabiduría. Esta última no la dan los libros, no la da el conocimiento, no la da la cultura, la da la sensatez, la prudencia, la ecuanimidad, la equidad y una actitud de solidaridad, de compartir, de amar al prójimo, de ejercer la caridad, el conocimiento y el ejercicio de la justicia, el altruismo, la reciprocidad, la bondad, el espíritu de sacrificio por el prójimo, el amor a la humanidad etc. Como puede colegirse, los estudiantes reciben en la universidad conocimiento y cultura, pero no sabiduría. La palabra de Dios en los textos citados, es muestra más que evidente, de la necesidad de un retorno al encuentro con Dios. En la actualidad se ha sacado a Dios de sus espacios naturales, se le ha desalojado de la mayor parte de los espacios en los cuales el hombre se relaciona con otros hombres y realiza sus actividades y aún de aquellos en los cuales el hombre se encuentra consigo mismo. Hay una confrontación y guerra en contra de Dios, predomina la oscuridad, el engaño, la mentira, la corrupción, la prostitución, la cultura del antivalor, la cultura de la muerte, lo que es malo se valora como bueno, y lo bueno se le califica como malo. Son éstos los aspectos en los cuales los estudiantes de hoy tienen que centrar todos sus esfuerzos como su inteligencia, para lograr la sabiduría y con ella contar con los elementos necesarios que ésta les dará para combatir la fuerza del mal y de la oscuridad.

En cuanto a los empleados y obreros de la universidad, lo mismo que el sector estudiantil, merece un estudio detallado, que con seguridad plasmaré en reflexiones futuras, ya que el espacio no permite analizar con los parámetros que acostumbramos a utilizar en el estudio de las realidades que centran nuestra atención. Pero en el sueño, también este sector se mostró y se muestra, cada vez que la pesadilla regresa, como un grupo en el cual existen buenos y malos, flojos y activos, honrados y deshonestos, tramposos y transparentes, como en la Viña del Señor. Es común en el sueño ver cómo empleados y obreros extraen de la universidad centenaria insumos que esta adquiere con gran dificultad, dado su exiguo presupuesto. Empleados y obreros que le “roban” a la centenaria universidad su tiempo, tiempo que la universidad le paga generosamente. Esto ocurre porque con las excepciones de rigor, la mayor parte de su personal nunca llega exactamente a la hora de iniciar su trabajo, y por el contrario mucho antes de que llegue la hora de la culminación de su jornada de trabajo, ya se han marchado para cumplir actividades de tipo familiar, como la de ir a buscar los hijos al colegio o realizar actividades de corte personal. Igual sucede con los obreros en algunos casos, lo cuales argumentando razones sindicales, si son electricistas, son incapaces de limpiar en la superficies húmedas y que puede causar alguna tragedia a quienes hacen vida en los espacios de de esa universidad. Eso también me lo reveló el sueño, además que cada uno de ellos hace lo que quiera pues “así está en el Contrato Colectivo” ¿Y qué decir de los reposeros ? que es aquel personal administrativo u obrero que si se sometiera a un estudio su expediente de trabajo, podríamos encontrarnos con la situación de que sus suspensiones abarcarían años de trabajo y que las causas de las mismas realmente no son graves sino más bien triviales y leves. Eso me lo reveló también el sueño. En este aspecto también el sueño me reveló que existe personal femenino obrero o administrativo que ha pasado “toda su vida laboral” multiplicando su especie, por lo que su efectividad y rendimiento en el trabajo es mínimo, todo por supuesto a costa de la universidad. Desafortunadamente estos especimenes vieron en la universidad el lugar donde tener una familia y mantenerla sin trabajar. El sueño o la pesadilla también reveló esos aspectos y en ella me vi algunas veces rodeado de personal femenino, como si yo fuese su jefe, y que nunca en el tiempo que lo fui llegó temprano a trabajar y que siempre se marchó mucho antes de la hora que indicaba el fin de la jornada. Siempre contabilizaron anticipadamente los “puentes” (días feriados que se empatan o enlazan con sábados o domingos, en el calendario) para buscar la causa de no trabajar. Así como con mucha iniciativa inventaron y formularon fechas para celebrar, conmemorar y hasta efectuar alguno que otro evento religioso en beneficio de tal o cual, solamente para evitar “el duro trabajo de la universidad”. Eso fue manifestado por la pesadilla. También en el área de las relaciones que se concretan entre la universidad y sus empleados y obreros, es de pertinencia saborear y poner en práctica la palabra del Señor, pues con ella esas relaciones se desarrollarán de manera armónica, equilibrada, justa y en orden al mantenimiento de la paz laboral, la prestación de un mejor servicio, la preexistencia de condiciones laborales favorables a esa prestación del servicio, así como mejores condiciones económicas para los trabajadores y sus familias bajo la vigilancia y supervisión de los preceptos contenidos no solamente en las leyes terrenales sino en los preceptos celestiales o divinos que en definitiva son del fundamento de las leyes laborales y que para muchos especialistas en la Ciencia del Derecho, se conocen como los preceptos del Derecho Natural. Por ello me permitiré citar algunos fragmentos de esta hermosa palabra de Dios:

Proverbios - Capítulo 11 Versículos 1 al 31

Abominación de Yavé la balanza falsa, pero el peso justo gana su favor.
Detrás de la insolencia viene el insulto; mas con los modosos está la sabiduría.
A los rectos su integridad les guía; a los pérfidos les arruina su perversidad.
Nada servirán riquezas el día de la ira, mas la justicia libra de la muerte.
A los íntegros su justicia les allana el camino, pero el malo cae en su malicia.
A los rectos les salva su justicia, los pérfidos en su codicia son atrapados.
En la muerte del malo se esfuma su esperanza, la confianza en las riquezas se desvanece.
El justo es librado de la angustia, y el malo viene a ocupar su lugar.
Con la boca el impío pierde a su vecino, por la ciencia se libran los justos.
Con el bien de los justos la ciudad se regocija, con la perdición de los malos grita de alegría.
Con la bendición de los rectos, se levanta la ciudad; la boca de los malos la destruye.
Quien desprecia a su vecino es un insensato; el hombre discreto se calla.
El que anda calumniando descubre secretos, el de espíritu leal oculta las cosas.
Donde no hay buen gobierno, el pueblo se hunde; abundancia de consejeros, trae salvación.
El mal se busca quien avala al desconocido, quien no es amigo de chocar la mano está seguro.
Mujer graciosa consigue honor, y los audaces consiguen la riqueza.
A sí mismo se beneficia el que es compasivo, a sí mismo se perjudica el hombre cruel.
El malo consigue un jornal falso; el que siembra justicia, un salario verdadero.
Al que establece justicia, la vida, al que obra el mal, la muerte.
A los de corazón torcido abomina Yavé; a los de camino intachable da su favor.
De cierto que el malo no quedará impune, mas la raza de los justos quedará a salvo.
Anillo de oro en nariz de un puerco, mujer hermosa pero sin gusto.
El deseo de los justos es sólo el bien, la esperanza de los malos, la ira.
Hay quien gasta y todavía va a más; y hay quien ahorra en demasía sólo para venir a menos.
El alma generosa será colmada, y el que sacia a otro la sed, también será saciado.
El pueblo maldice al que acapara trigo; bendición para la cabeza del que vende.
Quien busca el bien, se procura favor, quien va tras el mal, le saldrá al encuentro.
Quien confía en su riqueza, ése caerá, los justos brotarán como follaje.
Quien desordena su casa, hereda viento, el insensato será esclavo del sabio.
El fruto del justo es un árbol de vida; cautivador de las almas es el sabio.
Si el justo recibe su recompensa en la tierra, ¡cuánto más el pecador y el malo!

Proverbios - Capítulo 21 Versículos 25 al 26

El deseo del perezoso le lleva a la muerte, porque sus manos rehúsan el trabajo.
Todo el día está el malo codicioso; pero el justo da sin rehusar jamás.

Las relaciones laborales siempre han constituido un serio problema en las diversas sociedades que se han desarrollado a lo largo de la humanidad, ellas generan conflictos cuya naturaleza se vincula con la renta, el salario, la ganancia del patrono, las condiciones en las cuales se presta el servicio, el apetito desmedido de ganancia del patrono así como el interés de la clase trabajadora por trabajar menos y ganar más. Son dos caras de una misma moneda llamada hecho económico laboral y que lo mismo que una moneda, y la ejemplificación es de mi autoría, posee un borde que evita que cada una de sus caras se deteriore y en consecuencia esa moneda pierda su funcionalidad y valor. Ese borde es el ESTADO, quién regula con su actividad jurídica y el ius imperii el equilibrio entre trabajadores y patronos. Esta pequeña introducción, que es necesaria, antes de agregara algún comentario a las citas bíblicas transcritas, revela lo difícil que se traducen en la práctica la relaciones entre los seres humanos, gravedad que se acentúa cuando intermedia el dinero como motivo interesado por las partes que integran la relación y en el caso laboral todavía el asunto se torna más grave, toda vez que la causa del pago del salario por parte del patrono esta en la prestación del servicio que le efectúa el trabajador. Allí hay de entrada dos tipos de intereses contrapuestos, el del patrono materializado por las circunstancias de obtener mayor ganancia y productividad con la menor inversión, y la del trabajador por lograr mayores reivindicaciones salariales, económicas, sociales y de cualquier otro tipo con el menor esfuerzo. Ya en párrafos anteriores hicimos el comentario. Pero para no alejarnos de las causas reales de la problemática laboral, efectuemos el giro copernicano y centrémonos en la Palabra de Dios transcrita. Allí, sin que se tenga que hacer ningún esfuerzo cognitivo elevado, puede entenderse que el trabajador debe ser recto, probo, honesto y fiel cumplidor de sus obligaciones. Pero al mismo tiempo el patrono le está vedado la explotación de su trabajador y no puede o no debería mediante manipulaciones, engaños, dolo y prácticas fraudulentas vulnerar los derechos a sus trabajadores. En el libro de Proverbios en los capítulos ya citados existen sentencias que serán ejecutadas cuando nos toque rendir la cuenta final ante el Creador por todas las ofensas, acciones y omisiones cometidas en nuestra vida, incluyendo las del tema laboral. No puede acondicionar la interpretación de esos fragmentos bíblicos y sólo le digo a Dios que el Espíritu Santo obsequie el discernimiento que según su Divino parecer a cada trabajador en la práctica, entendimiento y desarrollo de actitudes conforme a la palabra de Dios ya expuesta. Todo esto también me lo reveló el sueño-pesadilla que recurrentemente viene en el momento de mi reposo.

En párrafos anteriores se transcribieron algunos fragmentos de la palabra sagrada, un poco para ilustrar las actitudes y conductas que un buen trabajador o trabajadora, empleado o empleada, ciudadano, padre o madre de familia, profesional o trabajador calificado, niño, joven adulto o anciano, deben asumir para cumplir exitosamente con sus deberes y obligaciones cualesquiera que éstos fueran en el complejo mundo de las interrelaciones personales. Solamente el azar ha sido el parámetro seleccionado para comentar brevemente algunos aspectos vinculados con esas citas. Se dijo que es abominación a YAVÉ la balanza falsa, pero el peso justo gana su favor. Esta expresión inspirada en el juicio del propio Dios, nos lleva a reflexionar sobre la honradez, la honestidad y la transparencia con las cuales debemos ejercitar y cumplir nuestras actividades, bien sea como patronos o como trabajadores o desempeñando cualquiera de las funciones en el mundo social. Quien comete fraude en la balanza es un delincuente, aunque ese fraude sea muy pequeño, lo que realmente trasciende es la conducta engañosa, falsa y que induce al error a quien se relaciona con el manipulador de la balanza. ¿Cuántos de nosotros hemos trampeado la balanza? Y no nos referimos únicamente a la balanza como instrumento que permite medir y calcular el peso de las cosas, si no a la balanza que se nos ha asignado en nuestras actividades cotidianas para realizar nuestro trabajo. La balanza del profesor es su conocimiento, su capacidad, su competencia, su lealtad, su probidad. Cuando él falsea esa balanza se convierte en un delincuente académico más, no existe diferencia entre el y el que roba, el que mata, defrauda o estafa. Asimismo con el trabajador sea empleado u obrero, si su balanza es la limpieza y el mantenimiento de espacios físicos, se considera que ha trampeado su balanza cuando no utiliza los productos que su patrono le dio para hacer la actividad y antes por el contrario ha tomado el dinero para comparar productos de inferior calidad o simplemente no comprarlos hacer el aseo o mantenimiento según las instrucciones dadas. Lo mismo cuando miente para no cumplir con su trabajo o justificar una inexistencia que no tiene motivos; es la balanza falsa del empleado que mediante artificios o subterfugios en el departamento de compra procura comisiones por adquirir los productos a un precio mayor que el que pueda conseguirlos según una prudente compra o bien cuando lo compra de una calidad pésimamente inferior al recomendado. Es la balanza falsa de quien procura beneficios en detrimento de la institución, so pretexto de que nadie se dará cuenta. En fin, no bastarán innumerables páginas para los ejemplos que podamos colocar de éstos que le hacen tanto daño a la sociedad y al mundo. Eso también lo vi en el sueño-pesadilla que vivo recurrentemente.

Por el contrario el peso justo gana su favor. Porque el Señor que lo conoce todo, ve la justicia con la que los seres humanos, los trabajadores honrados realizan su labor sin requerir que vayan de lugar en lugar propalando su eficiencia y su honradez. Quien cumple una obligación conforme lo ordenado, ¿qué premio merece? Simplemente ha hecho lo que se le ordenó. Sin embargo para Dios esta actitud seguramente será recompensada. También la Palabra del Señor que se ha citado nos indica que a los rectos su integridad le guía en tanto que los pérfidos les arruina su perversidad. La moraleja radica aquí, en que el trabajador o trabajadora que actúa y presta sus servicios con rectitud, es decir, con transparencia y dando el todo por el todo, será guiado por la integridad, que es sinónimo de honradez.

En líneas generales la cita de Proverbios en su capítulo 11 versículos 1 al 31, se relaciona con la circunstancia de la rectitud que debe acompañar al trabajador en el cumplimiento de sus obligaciones, la justicia, la transparencia y la u honradez como valores que lo harán trascender en su entorno y le permitirán lograr el reconocimiento de la sociedad y permitir llevarle a su familia un patrimonio económico y moral muy elevado. Por ello en esa cita se remarca el concepto de justicia, integridad, moralidad, el obrar bien, el marchar en procura del bien para que consecuencialmente el favor lo abrace. Del mismo modo se señalan como ejemplos tomados de la Palabra de Dios la desconfianza en la riqueza y el amor por la justicia. La riqueza no hace al justo, en cambio el justo con seguridad caminará y logrará la riqueza, aunque no siempre se trate de riqueza material, pues la riqueza espiritual es permanente, duradera, a diferencia de la riqueza material que es efímera y poco durable.

Todos estos aspectos, citas y reflexiones que se han hecho a lo largo del presente artículo las he vivido, visto, sufrido y padecido en ese sueño-pesadilla que hasta la saciedad debo decir me ha acompañado durante los últimos años de mi vida. Por eso he querido compartir con mis amigos y amigas, el contenido de ese sueño, con el propósito de que lo que aquí narro pueda servir de utilidad en la corrección de algunos problemas que pudieran presentarse en algunos recintos educativos y que por pura coincidencia tengan equivalencia con lo aquí señalado. También para que pudieran evitarse las situaciones que en ese sueño-pesadilla ocurren y que reiterativamente he señalado tienen como espacio físico una escuela de Derecho, una escuela de Trabajo Social, una escuela de Ciencia Política, una facultad de Ciencias Jurídicas y Políticas, de una Universidad Centenaria, y que en ese sueño se ubica probablemente en América del Sur y por los datos que ese sueño me ofrece pudiera tratarse de un país que es puerta de acceso al continente sudamericano. No puedo asegurarlo, pero tal vez lo sea.

Para culminar me permito con vuestra aquiescencia parafrasear a José Ingenieros quien en su obra, intitulada El Hombre Mediocre, nos afirma: “En ciertos sujetos, sin carácter desde el cáliz materno, hasta la tumba, la conducta no puede seguir normas constantes. Son peligrosos porque su ayer no dicen nada sobre su mañana; obran a merced de impulsos accidentales, siempre aleatorios. Si poseen algunos elementos válidos, ellos están dispersos, incapaces de síntesis, la menor sacudida pone a flote sus atavismos de salvaje y de primitivo, depositados en los surcos más profundos de su personalidad. Sus imitaciones son frágiles y poco arraigadas. Por eso son antisociales, incapaces de elevarse a la honesta condición de animales de rebaño”. (INGENIEROS José .EL HOMBRE MEDIOCRE. Caracas. Venezuela. Editorial Panapo 1986 pag. 92). Dios permita que el sueño-pesadilla que he compartido con ustedes a través de estas líneas pueda contribuir como ya he dicho a la solución de una diversidad de problemas que no sólo atañen a la vida universitaria, si no a la vida misma, y que se generan fundamentalmente no por la dinámica de la sociedad, ni mucho menos los factores externos. Su causa inicial está en nosotros mismos, si no cambiamos, si no nos transformamos para bien, la humanidad seguirá degradándose hasta propia destrucción. San Pablo en una de sus epístolas afirmaba que debemos transformarnos por la renovación de nuestra mente. Con ello trataba de explicarnos que no hay cambio exterior sin que antes se haya originado y desarrollado en nuestra interioridad. Ello es compatible y coherente con las enseñanzas de Jesús cuando a sus discípulos le dijo: “no hace daño al hombre lo que por su boca entra, si no lo que sale de su corazón: las traiciones, los adulterios, las fornicaciones, los robos, los asesinatos, las borracheras, las trampas y todo aquello que ofenda al padre”. La solución está en ti, Dios está a las puertas de tu corazón para ingresar a este , a EL sólo basta que tú lo invites para que comparta tu vida y que te guíe y enseñe lo valores de una auténtica vida feliz, alegre, honrada y proyectada a las mansiones celestiales que nos albergarán en la vida eterna. Que Dios y la virgen María santísima los bendigan. Amén y amén.