martes, agosto 25, 2009
ARTÍCULO" LA GLORIA…LAURELES QUE HUYEN DE LA SIEN DEL MEDIOCRE” ***En el verdadero hombre mediocre la cabeza es un simple adorno del cuerpo. José Inge
ARTÍCULO" LA GLORIA…LAURELES QUE HUYEN DE LA SIEN DEL MEDIOCRE”
***En el verdadero hombre mediocre la cabeza es un simple adorno del cuerpo. José Ingenieros
POR PROF. DR.MERVY ENRIQUE GONZALEZ FUENMAYOR.
MARACAIBO.ESTADO ZULIA.REPÚBLICA DE VENEZUELA .AMÉRICA DEL SUR.
REDACTADO Y PUBLICADO MARTES 25 DE AGOSTO DE 2009.
Nuevamente traigo para mis lectores algunas reflexiones filosóficas de José Ingenieros, quien con una complejidad brillante y la utilización de un obsequioso lenguaje, analiza in profundis, la naturaleza, la morfología, la esencia y los “amagos de existencia”( entrecomillado mío )del hombre mediocre. Haré mi humilde esfuerzo por acompañar con algunas apreciaciones de mi parte, en unos términos no tan superlativamente prolijos como los de Ingenieros, aquellas reflexiones, como un aporte de un mero y simple espectador, que no es ni filósofo, ni libre pensador.
Los hombres se fijan metas y objetivos que generalmente coinciden con la prosperidad, la riqueza, el poder, el ascenso social, y otra diversidad de fines que pueden perfectamente en lo que se conoce como el éxito. Pero la gloria es escasamente perseguida por los hombres. Solamente aquellos que no son sumisos al presente, aquellos que veneran la trascendencia, aquellos para quienes ni las sanciones presentes o futuras le hacen temer, son los que con sus acciones, obras, creencias, principios y postulados sublimes y superiores, la humanidad coronará sus sienes con los laureles de la gloria ( Reputación, fama y honor que resulta de las buenas acciones y grandes calidades. ).En cambio el éxito, que es el resultado inmediato de una o varias actuaciones, es perseguido por la gran mayoría de los seres humanos (Del lat. exĭtus, salida).1. m. Resultado feliz de un negocio, actuación, etc.2. m. Buena aceptación que tiene alguien o algo.3. m. p. us. Fin o terminación de un negocio o asunto).
Lastimeramente dentro de aquellos importantes y vehementes hombres que persiguen el éxito se cuela ese género detestable de los mediocres.
. No es que el éxito sea propio o exclusivo de los mediocres. No. Lo que he querido manifestar es que el mediocre, no busca, no persigue la gloria, y aunque lo hiciera, no la alcanzaría, por indigno de ella. Distinto a quienes queriendo conquistar el éxito, no excluyen la gloria, la que generalmente no es reconocible en el presente de los hechos de quien la merece. “El éxito es pasajero como el viento que anuncia una tempestad, y que declina apenas cuando aquella acaba. La gloria está reservada para espíritus superiores”. (Entrecomillado mío)
“No le importa al mediocre reptar, disfrazarse de verdadero y autentico hombre, de crear y multiplicar complicidades, de alentar conciliábulos, en el lance artero para medrar el éxito. Se le ve en la academia, en los espacios defraudadores de la política, en las básculas de los lisonjeros y adulantes, en los retretes en los que se reúnen los creadores de medias mentiras, de aquellos que ejerciendo habitualmente la mediocridad, construyen con los mediocres la fortaleza de la engañifa, del timo y de la trampa”. (Entrecomillado mío)
“Son características del mediocre, el gusto orgásmico por el aplauso rimbombante, por la genuflexión instintiva y por la aceptación, así fuera ella, falsa, interesada y pagada”. (Entrecomillado mío). Para el mediocre lo que cuenta es su satisfacción personal, sin importar el tiempo de duración de “la obra “.El hombre de espíritu superior no lucha por la inmediatez, sus convicciones, tareas y esfuerzos tienen como destinatarios a los demás, y los propósitos de sus acciones trascienden a la posteridad. Para este hombre, la adulancia, la lisonja y el riesgo del hereje, son una constante que lejos de amilanarlo, lo empujan más bien, hacia el destino de los grandes y la obtención de la gloria”. (Entrecomillado mío)
Tengo muchísimos comentarios adicionales, pero para no perturbar al lector con la lectura in extenso, abordaré los mismos en otra entrega. Por de pronto y para deleite de quienes gustan de este genero de literatura, transcribo las siguiente notas de José Ingenieros, tomadas de su libro El Hombre Mediocre, aclarando que la estructura, numeración y comentarios expresados son del autor del presente artículo(Prof. Mervy Enrique González Fuenmayor)
Pasemos a citar tan interesantes reflexiones de José Ingenieros:
“1.-El hombre mediocre que se aventura en la liza social tiene apetitos urgentes: el éxito. No sospecha que exista otra cosa, la gloria, ambicionada solamente por los caracteres superiores. Aquél es un triunfo efímero, al contado; ésta es definitiva, inmarcesible en los siglos. El uno se mendiga; la otra se conquista.
2.-s despreciable todo cortesano de la mediocracia en que vive; triunfa humillándose, reptando, a hurtadillas, en la sombra, disfrazado, apuntalándose en la complicidad de innumerables similares. El hombre de mérito se adelanta a su tiempo, la pupila puesta en un ideal; se impone dominando, iluminando, fustigando, en plena luz, a cara descubierta, sin humillarse, ajeno a todos los embozamientos del servilismo y de la intriga.
3.-La popularidad tiene peligros. Cuando la multitud clava sus ojos por vez primera en un hombre y le aplaude, la lucha empieza: desgraciado quien se olvida de sí mismo para pensar solamente en los demás.
4.-Hay que poner más lejos la intención y la esperanza, resistiendo las tentaciones del aplauso inmediato; la gloria es más difícil, pero más digna.
5.-La vanidad empuja al hombre vulgar a perseguir un empleo expectable en la administración del Estado, indignamente si es necesario; sabe que su sombra lo necesita. El hombre excelente se reconoce porque es capaz de renunciar a toda prebenda que tenga por precio una partícula de su dignidad. El genio se mueve en su órbita propia, sin esperar sanciones ficticias de orden político, académico o mundano; se revela por la perennidad de su irradiación, como si fuera su vida un perpetuo amanecer.
6.-El que flota en la atmósfera como una nube, sostenido por el viento de la complicidad ajena, puede abocadar por la adulación lo que otros deberían recibir por sus aptitudes; pero quien obtiene favores sin tener méritos, debe temblar: fracasará después, cien veces, en cada cambio de viento. Los nobles ingenios sólo confían en sí mismos, luchan, salvan los obstáculos, se imponen. Sus caminos son propiamente suyos; mientras el mediocre se entrega al error colectivo que le arrastra, el superior va contra él con energías inagotables, hasta despejar su ruta.
7.-Merecido o no, el éxito es el alcohol de los que combaten. La primera vez embriaga; el espíritu se aviene a él insensiblemente; después se convierte en imprescindible necesidad. El primero, grande o pequeño, es perturbador. Se siente una indecisión extraña, un cosquilleo moral que deleita y molesta al mismo tiempo, como la emoción del adolescente que se encuentra a solas por vez primera con una mujer amada: emoción tierna y violenta, estimula e inhibe a la vez, instiga y amilana.
8.-Mirar de frente al éxito, equivale a asomarse a un precipicio: se retrocede a tiempo o se cae en él para siempre. Es un abismo irresistible, como una boca juvenil que invita al beso; pocos retroceden. Inmerecido, es un castigo, un filtro que envenena la vanidad y hace infeliz para siempre; el hombre superior, en cambio, acepta como simple anticipación de la gloria ese pequeño tributo de la mediocridad, vasalla de sus méritos.
9.-Se presenta bajo cien aspectos, tienta de mil maneras. Nace por un accidente inesperado, llega por senderos invisibles. Basta el simple elogio de un maestro estimado, el aplauso ocasional de una multitud, la conquista fácil de una hermosa mujer; todos se equivalen, embriagan lo mismo. Corriendo el tiempo, tórnase imposible eludir el hábito de esta embriaguez; lo único difícil es iniciar la costumbre, como para todos los vicios. Después no se puede vivir sin el tósigo vivificador y esa ansiedad atormenta la existencia del que no tiene alas para ascender sin la ayuda de cómplices y de pilotos. Para el hombre acomodaticio hay una certidumbre absoluta: sus éxitos son ilusorios y fugaces, por humillante que le haya sido obtenerlos. Ignorando que el árbol espiritual tiene frutos, se preocupa por cosechar la hojarasca; vive de lo aleatorio, acechando las ocasiones propicias. 10.-Los grandes cerebros ascienden por la senda exclusiva del mérito; o por ninguna. Saben que en las mediocracias se suelen seguir otros caminos; por eso no se sienten nunca vencidos, ni sufren de un contraste más de lo que gozan de un éxito; ambos son obra de los demás.
11.-La gloria depende de ellos mimos. El éxito les parece un simple reconocimiento de su derecho, un impuesto de admiración que se les paga en vida. Taine conoció en su juventud el goce del maestro que ve concurrir a sus lecciones un tropel de alumnos; Mozart ha narrado las delicias del compositor cuyas melodías vuelven a los labios del transeúnte que silba para darse valor al atravesar de noche una encrucijada solitaria; Musset confiesa que fue una de sus grandes voluptuosidades oír sus versos recitados por mujeres bellas; Castelar comentó la emoción del orador que escucha el aplauso frenético tributado por miles de hombres. El fenómeno es común, sin ser nuevo. Julio César, al historiar sus campañas, trasunta la ebriedad salvaje del que conquista pueblos y aniquila hordas; los biógrafos de Beethoven narran su impresión profunda cuando se volvió a contemplar las ovaciones que su sordera le impedía oír, al estrenar la Novena sinfonía; Stendhal ha dicho, con su ática gracia original, las fruiciones del amador afortunado que ve sucesivamente a sus pies, temblorosas de fiebre y ansiedad, a cien mujeres.
12.-El éxito es benéfico si es merecido; exalta la personalidad, la estimula. Tiene otra virtud: destierra la envidia, ponzoña incurable en los espíritus mediocres. Triunfar a tiempo, merecidamente, es el más favorable rocío para cualquier germen de superioridad moral. El triunfo es un bálsamo de los sentimientos, una lima eficaz contra las asperezas del carácter. El éxito es el mejor lubricante del corazón; el fracaso es su más urticante corrosivo.
13.-La popularidad o la fama suelen dar transitoriamente la ilusión de la gloria. Son sus formas espurias y subalternas, extensas pero no profundas, esplendorosas pero fugaces. Son más que el simple éxito, accesible al común de los mortales; pero son menos que la gloria. Exclusivamente reservada a los hombres superiores. Son oropel, piedra falsa, luz de artificio. Manifestaciones directas del entusiasmo gregario y, por eso mismo, inferiores: aplauso de multitud, con algo de frenesí inconsciente y comunicativo. La gloria de los pensadores, filósofos y artistas. que traducen su genialidad mediante la palabra escrita, es lenta, pero estable; sus admiradores están dispersos, ninguno aplaude a solas. En el teatro y en la asamblea la admiración es rápida y barata, aunque ilusoria; los oyentes se sugestionan recíprocamente, suman su entusiasmo y tallan en ovaciones. Por eso cualquier histrión de tres al cuarto puede conocer el triunfo más cerca que Aristóteles o Spinoza; la intensidad, que es el (éxito, este en razón inversa de la duración, que es la gloria. Tales aspectos caricaturescos de la celebridad dependen de una aptitud secundaria del actor o de un estado accidental de la mentalidad colectiva. Amenguada la aptitud o transpuesta la circunstancia, vuelven ala sombra y asisten en vida a sus propios funerales.
14.-Entonces pagan cara su notoriedad; vivir en perpetua nostalgia es su martirio. Los hijos del éxito pasajero deberían morir al caer en la orfandad. Algún poeta melancólico escribió que es hermoso vivir de los recuerdos: frase absurda. Ello equivale a agonizar. Es la dicha del pintor maniatado por la ceguera, del jugador que mira el tapete y no puede arriesgar una sola ficha.. (INGENIEROS José. EL HOMBRE MEDIOCRE. Caracas- Venezuela. Editorial-Panapo.1986.Pags.55-58..-.-.--.- ESTRUCTURA, NUMERACIÓN COMENTARIOS POR PROF. DR. MERVY ENRIQUE GONZÁLEZ FUENMAYOR)
ETIQUETAS: GUSTO ORGÁSMICO, TRANSPUESTA, NOSTALGIA,
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