sábado, julio 11, 2009

ORACIÓN. "EN LA ANGUSTIA".




ORACIÓN. "EN LA ANGUSTIA".

POR PROF. DR. MERVY ENRIQUE GONZÁLEZ FUENMAYOR.
Maracaibo. Estado ZULIA. República de Venezuela. América del Sur.
Redactada y publicada en la red: SÁBADO 11 de JULIO de 2009.


O R A C I Ó N

Invocaré al Señor con toda mi voz, con toda mi voz suplicaré al Señor; expondré mi queja ante él, expresaré mi angustia en su presencia, se me acaba el aliento, pero tú conoces mi camino: en la senda por donde voy me han ocultado una trampa. Miro a la derecha, observo, y no hay nadie que se ocupe de mí; ya no tengo dónde refugiarme, nadie se interesa por mi vida .Por eso clamo a ti, Señor, y te digo: "Tú eres mi refugio,mi herencia en la tierra de los vivientes". Atiende a mi clamor, porque estoy en la miseria; líbrame de mis perseguidores, porque son más fuertes que yo. Sácame de la prisión ,y daré gracias a tu Nombre:porque los justos esperan que me concedas tu favor.Amen y amen…(Extraída del salmo 142).

C O M E N T A R I O.


(APLICACIÓN A NUESTRA VIDA)

Algunas veces los seres humanos olvidan que somos hijos de Dios y que el por puro amor hacia nosotros y por pura misericordia, es capaz de auxiliarnos en cualquier momento, bien para reforzar la felicidad, la paz y la alegría de la cual gozamos en un momento determinado o bien para auxiliarnos en las situaciones más difíciles y más trágicas que pudiéramos estar pasando. El señor atiende nuestro clamor, nos provee de cuánto necesitamos, el conoce de nuestras carencias, de nuestros problemas, de nuestros desasosiegos y desesperanzas. En nuestra angustia, cuando pensamos y creemos que nuestras fuerzas ya no nos dan para enfrentar esa situación, cuando la duda acerca de cualquier ayuda que pueda venir del exterior nos invada, hay que recordar que somos hijos de Dios y que su poder, su gracia, su misericordia, su caridad, está siempre con nosotros. Lo que ocurre es que nos hemos acostumbrado a confiar única y exclusivamente en nuestra propia inteligencia, en nuestra propia capacidad, en nuestras propias fuerzas, en nuestra propia suficiencia para solventar cualquier tipo de problema. Es una gran mentira a la que nos hemos acostumbrado en virtud del incesante crecimiento de la tecnología y por una, también creciente disminución de nuestra fe en Dios. Hemos echado un lado el señor y precisamente por esta circunstancia, cuando se presente la calamidad, la angustia y la tribulación, nos sentimos desprotegidos, abrumados, incapaces, débiles y sin disposición para vencer la adversidad. Es justamente en esta situación cuando tenemos y debemos acudir a la piedad y misericordia de nuestro buen Dios. Pedirle al señor que nos libere de la cárcel y prisión de nuestras debilidades, de nuestros pecados, de nuestras arrogancias, de nuestras prepotencias y autosuficiencia. Ellas son realmente las responsables de los momentos difíciles que nos toca vivir. Por ello es más fácil atribuirles las culpas a los demás, a desplazar las responsabilidades, omisiones y errores nuestros a los otros, sin que meditemos el grado por la intensidad de nuestras culpas, errores, omisiones, análisis y decisiones mal tomadas. Es necesario practicarnos una revisión interior, para ver en nuestros niveles de conciencia interna, cuáles son nuestras actitudes, principios y valores que orientan nuestra vida. Aún así, siempre habrá adversarios y enemigos gratuitos que aunque nuestra forma de conducirnos sea conforme a la palabra de Dios, ellos tratarán de minar nuestra buena voluntad, nuestros deseos de servirle a Dios y a la humanidad, en razón de esto es por lo que debemos siempre clamar a Dios para que nos aleje de las tentaciones, de las malas compañías, de las conductas y actitudes contrarias a la justicia, la verdad, la ética y de todo aquello que nos aleje del buen juicio de Dios. Animo, coso, alegría...

ETIQUETAS: voz que clama, tecnología, revisión interior, prisión interior,







ORACIÓN. "EN LA ANGUSTIA".

POR PROF. DR. MERVY ENRIQUE GONZÁLEZ FUENMAYOR.
Maracaibo. Estado ZULIA. República de Venezuela. América del Sur.
Redactada y publicada en la red: SÁBADO 11 de JULIO de 2009.


O R A C I Ó N

Invocaré al Señor con toda mi voz, con toda mi voz suplicaré al Señor; expondré mi queja ante él, expresaré mi angustia en su presencia, se me acaba el aliento, pero tú conoces mi camino: en la senda por donde voy me han ocultado una trampa. Miro a la derecha, observo, y no hay nadie que se ocupe de mí; ya no tengo dónde refugiarme, nadie se interesa por mi vida .Por eso clamo a ti, Señor, y te digo: "Tú eres mi refugio,mi herencia en la tierra de los vivientes". Atiende a mi clamor, porque estoy en la miseria; líbrame de mis perseguidores, porque son más fuertes que yo. Sácame de la prisión ,y daré gracias a tu Nombre:porque los justos esperan que me concedas tu favor.Amen y amen…(Extraída del salmo 142).

C O M E N T A R I O.


(APLICACIÓN A NUESTRA VIDA)

Algunas veces los seres humanos olvidan que somos hijos de Dios y que el por puro amor hacia nosotros y por pura misericordia, es capaz de auxiliarnos en cualquier momento, bien para reforzar la felicidad, la paz y la alegría de la cual gozamos en un momento determinado o bien para auxiliarnos en las situaciones más difíciles y más trágicas que pudiéramos estar pasando. El señor atiende nuestro clamor, nos provee de cuánto necesitamos, el conoce de nuestras carencias, de nuestros problemas, de nuestros desasosiegos y desesperanzas. En nuestra angustia, cuando pensamos y creemos que nuestras fuerzas ya no nos dan para enfrentar esa situación, cuando la duda acerca de cualquier ayuda que pueda venir del exterior nos invada, hay que recordar que somos hijos de Dios y que su poder, su gracia, su misericordia, su caridad, está siempre con nosotros. Lo que ocurre es que nos hemos acostumbrado a confiar única y exclusivamente en nuestra propia inteligencia, en nuestra propia capacidad, en nuestras propias fuerzas, en nuestra propia suficiencia para solventar cualquier tipo de problema. Es una gran mentira a la que nos hemos acostumbrado en virtud del incesante crecimiento de la tecnología y por una, también creciente disminución de nuestra fe en Dios. Hemos echado un lado el señor y precisamente por esta circunstancia, cuando se presente la calamidad, la angustia y la tribulación, nos sentimos desprotegidos, abrumados, incapaces, débiles y sin disposición para vencer la adversidad. Es justamente en esta situación cuando tenemos y debemos acudir a la piedad y misericordia de nuestro buen Dios. Pedirle al señor que nos libere de la cárcel y prisión de nuestras debilidades, de nuestros pecados, de nuestras arrogancias, de nuestras prepotencias y autosuficiencia. Ellas son realmente las responsables de los momentos difíciles que nos toca vivir. Por ello es más fácil atribuirles las culpas a los demás, a desplazar las responsabilidades, omisiones y errores nuestros a los otros, sin que meditemos el grado por la intensidad de nuestras culpas, errores, omisiones, análisis y decisiones mal tomadas. Es necesario practicarnos una revisión interior, para ver en nuestros niveles de conciencia interna, cuáles son nuestras actitudes, principios y valores que orientan nuestra vida. Aún así, siempre habrá adversarios y enemigos gratuitos que aunque nuestra forma de conducirnos sea conforme a la palabra de Dios, ellos tratarán de minar nuestra buena voluntad, nuestros deseos de servirle a Dios y a la humanidad, en razón de esto es por lo que debemos siempre clamar a Dios para que nos aleje de las tentaciones, de las malas compañías, de las conductas y actitudes contrarias a la justicia, la verdad, la ética y de todo aquello que nos aleje del buen juicio de Dios. Animo, coso, alegría...

ETIQUETAS: voz que clama, tecnología, revisión interior, prisión interior,





ORACIÓN. "EN LA ANGUSTIA".

POR PROF. DR. MERVY ENRIQUE GONZÁLEZ FUENMAYOR.
Maracaibo. Estado ZULIA. República de Venezuela. América del Sur.
Redactada y publicada en la red: SÁBADO 11 de JULIO de 2009.


O R A C I Ó N

Invocaré al Señor con toda mi voz, con toda mi voz suplicaré al Señor; expondré mi queja ante él, expresaré mi angustia en su presencia, se me acaba el aliento, pero tú conoces mi camino: en la senda por donde voy me han ocultado una trampa. Miro a la derecha, observo, y no hay nadie que se ocupe de mí; ya no tengo dónde refugiarme, nadie se interesa por mi vida .Por eso clamo a ti, Señor, y te digo: "Tú eres mi refugio,mi herencia en la tierra de los vivientes". Atiende a mi clamor, porque estoy en la miseria; líbrame de mis perseguidores, porque son más fuertes que yo. Sácame de la prisión ,y daré gracias a tu Nombre:porque los justos esperan que me concedas tu favor.Amen y amen…(Extraída del salmo 142).

C O M E N T A R I O.


(APLICACIÓN A NUESTRA VIDA)

Algunas veces los seres humanos olvidan que somos hijos de Dios y que el por puro amor hacia nosotros y por pura misericordia, es capaz de auxiliarnos en cualquier momento, bien para reforzar la felicidad, la paz y la alegría de la cual gozamos en un momento determinado o bien para auxiliarnos en las situaciones más difíciles y más trágicas que pudiéramos estar pasando. El señor atiende nuestro clamor, nos provee de cuánto necesitamos, el conoce de nuestras carencias, de nuestros problemas, de nuestros desasosiegos y desesperanzas. En nuestra angustia, cuando pensamos y creemos que nuestras fuerzas ya no nos dan para enfrentar esa situación, cuando la duda acerca de cualquier ayuda que pueda venir del exterior nos invada, hay que recordar que somos hijos de Dios y que su poder, su gracia, su misericordia, su caridad, está siempre con nosotros. Lo que ocurre es que nos hemos acostumbrado a confiar única y exclusivamente en nuestra propia inteligencia, en nuestra propia capacidad, en nuestras propias fuerzas, en nuestra propia suficiencia para solventar cualquier tipo de problema. Es una gran mentira a la que nos hemos acostumbrado en virtud del incesante crecimiento de la tecnología y por una, también creciente disminución de nuestra fe en Dios. Hemos echado un lado el señor y precisamente por esta circunstancia, cuando se presente la calamidad, la angustia y la tribulación, nos sentimos desprotegidos, abrumados, incapaces, débiles y sin disposición para vencer la adversidad. Es justamente en esta situación cuando tenemos y debemos acudir a la piedad y misericordia de nuestro buen Dios. Pedirle al señor que nos libere de la cárcel y prisión de nuestras debilidades, de nuestros pecados, de nuestras arrogancias, de nuestras prepotencias y autosuficiencia. Ellas son realmente las responsables de los momentos difíciles que nos toca vivir. Por ello es más fácil atribuirles las culpas a los demás, a desplazar las responsabilidades, omisiones y errores nuestros a los otros, sin que meditemos el grado por la intensidad de nuestras culpas, errores, omisiones, análisis y decisiones mal tomadas. Es necesario practicarnos una revisión interior, para ver en nuestros niveles de conciencia interna, cuáles son nuestras actitudes, principios y valores que orientan nuestra vida. Aún así, siempre habrá adversarios y enemigos gratuitos que aunque nuestra forma de conducirnos sea conforme a la palabra de Dios, ellos tratarán de minar nuestra buena voluntad, nuestros deseos de servirle a Dios y a la humanidad, en razón de esto es por lo que debemos siempre clamar a Dios para que nos aleje de las tentaciones, de las malas compañías, de las conductas y actitudes contrarias a la justicia, la verdad, la ética y de todo aquello que nos aleje del buen juicio de Dios. Animo, coso, alegría...

ETIQUETAS: voz que clama, tecnología, revisión interior, prisión interior,