viernes, julio 24, 2009

LA NOTA CORTA. ¿LA GENEROSIDAD…UN BUEN NEGOCIO?




LA NOTA CORTA. ¿LA GENEROSIDAD…UN BUEN NEGOCIO?

POR PROF. DR.MERVY ENRIQUE GONZALEZ FUENMAYOR.
MARACAIBO.ESTADO ZULIA.REPÚBLICA DE VENEZUELA .AMÉRICA DEL SUR.
REDACTADA Y TRASLADADA EL VIERNES 24 JULIO 2009.

La generosidad es una virtud y en consecuencia implica fundamentalmente amor por lo demás, disposición por el sacrificio, actitud y capacidad para renunciar a lo que se posee en beneficio de un tercero. En principio los seres humanos, por naturaleza, tendemos a realizar el bien. Ello es perfectamente comprensible si partimos de la consideración de que siendo hijos de Dios y por haber sido creados a su imagen y semejanza, y partiendo igualmente de que Dios es amor, entonces es de suyo que cada ser humano intente o pretenda emular a Dios practicando la bondad y haciendo el bien. El problema se plantea en la medida en que se tome en cuenta la motivación del individuo que realiza una obra de bondad en beneficio de otra persona. De allí que no es fácil precisar y determinar si una persona ha actuado por generosidad o por puro interés. Se es generoso, en tanto y en cuanto, se ejercite la bondad aun a costa de nuestro patrimonio y de nuestra salud física o emocional, motivada por el amor a Dios y al prójimo. Es por ello que la palabra de Dios nos enseña a que obremos desinteresadamente durante todo el ciclo vital que se nos ha regalado.

Flaco servicio le hace a su vida quien disimulando sus intereses personales, motivaciones propias y apetencias individuales, pretenda morfológicamente convertir un acto, decisión o actuación en generosidad, cuando lo que realmente ha realizado es un negocio personal. Ello se explica por qué el individuo que práctica el bien, que realiza favores a otros, que ejecuta "actos de bondad", que efectúa "actividades filantrópicas", esperando que se le recompense mediante alguna contraprestación, necesariamente es un farsante, un impostor, un deleznable ser humano y un negociante habilidoso que se aprovecha de las miserias, debilidades y problemas del prójimo para obtener una ganancia.

Este tipo de seres humanos están expuestos a la sanción y a la justicia divina que contempla la palabra del señor en la santa Biblia. En cambio los generosos de corazón reciben el favor y las bendiciones del señor. Su recompensa no es mundana ni terrenal. Y ellos por supuesto que no la esperan. Su obrar es voluntario, espontáneo, sin maquinación, sin manipulación, sin intenciones ocultas, sin apetencias o intereses involucrados en la acción generosa que despliegan. Por ello su sacrificio, su entrega, su caridad, su solidaridad, su piedad, su generosidad, le agrada al señor y en consecuencia según su propia palabra y su mandato, por cada acto de bondad que realiza recibirá cien veces lo que haya entregado, dado o hecho. Dios multiplica el ciento por uno. Ser generoso es el mejor negocio que un ser humano puede realizar. Imagine usted tener un socio que durante su vida le agregue el numero cien a cada actitud, decisión, acontecimiento, hecho o situación con ribetes de bondad, de generosidad, de reciprocidad, de caridad y de amor al prójimo que usted realice. Que esperas entonces amigo, para dejar la avaricia , la tacañería, la mercantilización de tu vida, para darle paso a la dulce actitud y al supremo querer de practicar siempre la bondad, la justicia, la generosidad, el amor a Dios, el amor al prójimo y a la humanidad.
Finalmente les dejo mis lectores la siguiente de opinión que estoy seguro redundará en el fortalecimiento de éstas reflexiones relativas al ejercicio de la generosidad y del altruismo.
“«Actúa en favor de otras personas desinteresadamente, y con alegría, teniendo en cuenta la utilidad y la necesidad de la aportación para esas personas, aunque le cueste un esfuerzo.»
La generosidad es una virtud que difícilmente se puede apreciar en los demás con objetividad. En el momento de juzgar los actos de otras personas estaremos, normalmente, centrando la atención en el que recibe o en las características de la aportación. Por ejemplo, si nos enteramos de que alguna persona sin problemas económicos ha regalado una cantidad de dinero a algún pariente suyo con necesidades, es lógico que le llamemos «generoso». Sin embargo, esa aportación seguramente no le ha costado ningún esfuerzo. Desconocemos el motivo del acto: ¿ha sido por reconocer la necesidad de su pariente o por no sentirse culpable, etc. Es decir, podemos identificar distintos medios o maneras para poder llevar a cabo un acto de generosidad, pero un acto será muestra de generosidad o no, de acuerdo con la intensidad con que se viva la virtud y la rectitud de los motivos.
Hacer algo a favor de otras personas puede significar muchas cosas distintas: por ejemplo, dar cosas, dar tiempo, prestar posesiones, perdonar, escuchar (dar atención), saludar, recibir, etc., y todos estos actos suponen una decisión en algún momento dado. La voluntad, sabemos, tiende por naturaleza, hacía el bien. Sin embargo, la generosidad supone utilizar la voluntad para acercarse al bien. Se trata de una entrega, una decisión libre de entregar lo que uno tiene. No se trata de repartir lo que uno posee de cualquier modo, de abandonarlo.”.(LA EDUCACIÓN DE LA GENEROSIDAD. Por David Isaacs, en "La educación en las virtudes humanas", Eunsa, Pamplona)
Los comentarios que puedan hacerse le a la anterior transcripción resultan obvios y en consecuencia huelgan

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