miércoles, abril 23, 2008

" ACTITUDES Y MANIFESTACIONES DE UN FALSO CRISTIANO "

“ACTITUDES Y MANIFESTACIONES DE UN FALSO CRISTIANO”
POR: PROF. DR. MERVY ENRIQUE GONZÁLEZ FUENMAYOR.
MARACAIBO-ESTADO ZULIA -REPÚBLICA DE VENEZUELA –
AMÉRICA DEL SUR
MARTES 22 DE ABRIL DE 2008. HORA: 06: 21 p.m

Asumiendo el riesgo de que pueda calificárseme como un vulgar pre juzgador, sentenciador, critico o simplemente chismoso, uno más de los que deambulan por este mundo y por el de la superautopista de la información. Movido por influencia del espíritu santo, y con las probabilidades de que ocurra lo expresado. Aún así escribo estas líneas porque de lo contrario mi responsabilidad --- como ciudadano, cristiano y hombre respetuoso de los valores trascendentales --- estaría en tela de juicio: cuando se observa la transgresión de los valores éticos, morales y religiosos bajo la mirada indolente, ineficiente de un cristiano y lo que resulta más censurable, el incumplimiento previsto en la palabra de Dios referido a la inoperatividad del mandato dado por Dios y que se relaciona con disciplinar al hermano ha caído en confusión, abuso, pecado o simplemente ha elegido como estilo de vida, uno reñido con los mandamientos de Dios. Solamente ello hace plausible y justificable las presentes reflexiones.

La situación que he de plantear, me ocurrió precisamente a mi, razón por la que el conocimiento de los hechos no me viene de lo anecdótico, de la referencia, ni mucho menos de escuchar " chistes", " historias " o situaciones contadas por alguien. Sucedió este hecho hace muy pocos días, en momentos en que los habitantes de las diferentes casas que conforman la cuadra (hilera de casas que ubicadas cada una en su margen, divididas por una calle, originan una avenida o calle y que en algunos países de Latinoamérica llamamos cuadra de casas o llanamente calle, avenida o vereda) nos manteníamos en vigilia o expectativa para surtir de agua potable nuestros tanques, y por tal, esperando por la llegada de los llamados camiones cisternas o bombas (excusen las aclaratoria, pero en Latinoamérica tenemos una riqueza de lenguaje muy elevada, de allí que puede ser que en Venezuela alguna cosa, hecho o situación se conozca un nombre y en otro país como Colombia, dicho nombre pudiera significar otra cosa, incluso y valga lo humorístico, la calificación obscena de algo. Y así sucesivamente con los otros países. Por ello insisto tanto en estas aclaratorias, en virtud de que en el mundo creen y hasta aseguran que todos los latinoamericanos somos iguales por el simple hecho de que nos parecemos todos desde el punto de vista físico, anatómico, corporal y facial. Al tiempo que tenemos un mismo idioma, una misma tradición cultural y compartimos si se quiere un territorio común: la patria grande soñada por Simón Bolívar. ).

Rayano ya el mediodía, hizo su aparición uno de estos camiones cisterna y mientras surtía de agua potable a uno de mis vecinos, me dirigí a su conductor y le hice saber la necesidad de llenar los dos tanques que permanecen para tal fin en nuestro hogar. El sujeto me manifestó que efectivamente me surtiría ambos tanques. Tratando de ser amable y con el propósito de materializar un diálogo que permitiese una mejor relación entre vendedor y comprador, dada la circunstancia, de ser la primera vez que este señor se acercaba a cumplir esa actividad en nuestra urbanización; le pregunté si sabía las causas de la ausencia de camiones cisternas en esta urbanización, y que mi opinión era que probablemente hubiese ocurrido un accidente en lo manantiales o aguadas que surten a estos camiones o tal vez que dichas unidades automotoras no estaban ingresando a estas urbanizaciones del noroeste de la ciudad porque en la misma se habían instalado la llamada " jirafas " o puntos de cierre de calles y avenidas, para contrarrestar la inseguridad imperante en nuestra ciudad. Mi interlocutor de manera poco educada, agresiva y sin ningún tipo de modales me ripostó que el precio por el llenado de cada tanque ,de la capacidad que debía llenar mi casa ,era de de un cincuenta por ciento mayor al precio que hasta ese momento se había fijado. Al preguntarle las razones me replicó: "yo vendo el agua al precio que me da la gana "... "además se la vendo aquí me pague más" y finalmente me aclaró: "esas jirafas puntos de cierre de la calle en que usted vive debe mandarlas a quitar o si el vecino que las instaló no quiere hacerlo, usted debe tumbárselas". Como usted podrá observar amigo lector, la situación se tornó dramática y motivadora de un hecho de fuerza. Por lo que, hice una oración, encomendé a mi interlocutor a Dios y el espíritu santo para que le orientara y lo mantuviera en paz, al tiempo que yo pedía para mí lo mismo. Así que di por terminado el asunto, me proveyeron del vital líquido y no lo recordé hasta el día de hoy. Esas son las condiciones de modo tiempo y lugar que dieron origen a éstas reflexiones que hoy comparto con ustedes. Y buen Dios compartir, tal y como me lo expresó la palabra de Dios a través de sus santo espíritu, tiene su fundamento en la actitud que asumen en su vida algunos o algunas que se autodenominan cristianos o cristianos y que le hacen un flaco servicio al evangelio y a la palabra del señor. Por ello se hace necesario la crítica oportuna y la orientación necesaria para impedir que esta situaciones sigan ocurriendo en desmedro, en principio del individuo que inspirado por afán de lucro, aunque para ello tenga que especular, defraudar, engañar y abusar de su prójimo, y en segundo término en perjuicio de la doctrina de nuestra santa iglesia católica .

Desafortunadamente estas actitudes, conductas y formas de conducirse no son para nada nuevas, han coexistido durante todo las épocas de la humanidad. Lo que ocurre en Cafarnaúm que los seres humanos y no han aprendido que aquellas no le hacen bien ni a él ni a la sociedad, ni mucho menos a nuestra santa iglesia católica. Desdice de quien se califica como cristiano, el ejercicio de conductas o la omisión de las mismas fundadas en preconceptos, anti valores, intereses personales, egoísmos, odios, autosuficiencias, prepotencias, soberbias en fin todo lo contrario a la justicia, la verdad, la solidaridad, el amor, el perdón, la misericordia, la humildad y toda esa fuente infinita de crecimiento positivo en lo material y en lo espiritual. Recuerdo la enseñanza nuestro señor Jesucristo cuando predicando y anunciando la buena nueva bien en el lago de Tiberíades, en Cafarnaúm, en el Jordán etcétera se acercaban los fariseos y otros que se decían creyentes y cumplir de la ley pero que en definitiva eran mentirosos y falsos, en tanto que Jesús sentenciaba refiriéndose a ellos con la siguiente pareció: "estos me alaban con la boca... pero yo no permanezco en su corazón... son como especie de sepulcros blanqueados... por fuera limpios y hermosos y por dentro los carcome la carroña...".

Así son estos falsos cristianos, se ufanan dándose golpes de pecho en las misas dominicales y algunos de comunión diaria van a presentarle al señor sus respetos todos los días. Sin embargo apenas si salen de la presencia de Dios--- yo no creo que nunca han estado---- inician, mejor dicho, continúan su malvivir, anteponiendo sus intereses personales, su afán de riqueza, su poca solidaridad, su ausencia de misericordia y un gran olvidó de la enseñanza y mensaje de la palabra de Dios que debe privar en todos los actos de nuestra vida, incluyendo las actitudes espirituales y respeto por los valores morales y éticos que deben regir la vida en particular y la vida social. No se le hacen daño al prójimo con estas actitudes, el principal perdedor es quien actúa de esa forma. En la palabra de Dios tenemos para estos especímenes lo siguiente: " de quiere valer al hombre ganar la vida... si con ello pierde el alma". Una vez más el ser humano ha equivocado por enésima vez su caminar, su transitar, su recorrido vital, al hacer predominar su pequeña percepción del mundo y de la vida sobre la contenida en las enseñanzas de nuestro buen Dios.

En el catecismo de la santa iglesia católica encontramos algunas notas que por riqueza y su carácter pedagógico resulta interesante transcribir: veamos
Artículo 3
LA LIBERTAD DEL HOMBRE
1730 Dios ha creado al hombre racional confiriéndole la dignidad de una persona dotada de la iniciativa y del dominio de sus actos. “Quiso Dios ‘dejar al hombre en manos de su propia decisión’ (Si 15,14.), de modo que busque a su Creador sin coacciones y, adhiriéndose a El, llegue libremente a la plena y feliz perfección”(GS 17):
El hombre es racional, y por ello semejante a Dios; fue creado libre y dueño de sus actos. (S. Ireneo, haer. 4, 4, 3).
En el párrafo anterior no se necesita hacer ningún tipo de esfuerzo cognitivo para concurrir que el hombre está dotado por Dios del libertad, es decir del libre arbitrio para poder elegir sus decisiones, sus actitudes, sus conductas y en consecuencia elegir entre lo bueno y lo malo. No obstante ese preciso que determinemos con la mayor claridad posible, cuáles son las precisiones conceptuales que deben tomarse en cuenta para poder afirmar de manera contundente que alguien ejerció su libre albedrío, su libertad de pensar y de actuar en los asuntos concernientes a su ciclo existencial. Aunque para los letrados estos muy importante. Creo que para un buen cristiano bastará con amar a Dios con todas las fuerzas de su corazón y por encima de todo las cosas y al prójimo, sí mismo, para tener las bases suficientes de una conducción sana, productiva, agradable, alegre, solidaria y en franca armonía y conciliación con Dios y con la humanidad. No obstante para llenar también las "necesidades intelectuales de los que se endilgan la condición de cristiano letrado o preparado" transcribiré algunos pasajes de ese catecismo de nuestra iglesia católica que es como ya he dicho anteriormente un manantial de riqueza sin cuyo auxilio se lo hará más difícil la interpretación, entendimiento y aplicación de la palabra de Dios contenida en la santa Biblia. Aquí es pertinente recordar que en virtud de la institución del apostolado, Jesús fundó la verdadera y única iglesia en Pedro que fue nuestro primer pontífice y Papa y allí en adelante nuestra santa iglesia católica tiene perfectamente organizado y sustentado la sucesión de papas hasta la presente fecha. Tampoco debe olvidarse que Jesús les atribuyó a sus apóstoles la facultad de perdonar los pecados así como instituyó otros sacramentos, para los cuales también les dio facultades a estos apóstoles es decir a los doce. Y estos cuando se produjo la asunción del señor al cielo, también fueron bendecidos y facultados para invertir nuevos apóstoles, de allí que nuestros sacerdotes reciben la bendición y reconocimiento del santo padre. Y éste a su vez directamente de nuestro señor Jesucristo. Afirmar otra cosa es manipular la verdad. Pero disfrutemos de la transcripción siguiente:

I Libertad y responsabilidad
1731 La libertad es el poder, radicado en la razón y en la voluntad, de obrar o de no obrar, de hacer esto o aquello, de ejecutar así por sí mismo acciones deliberadas. Por el libre arbitrio cada uno dispone de sí mismo. La libertad es en el hombre una fuerza de crecimiento y de maduración en la verdad y la bondad. La libertad alcanza su perfección cuando está ordenada a Dios, nuestra bienaventuranza.
1732 Hasta que no llega a encontrarse definitivamente con su bien último que es Dios, la libertad implica la posibilidad de elegir entre el bien y el mal, y por tanto, de crecer en perfección o de flaquear y pecar. La libertad caracteriza los actos propiamente humanos. Se convierte en fuente de alabanza o de reproche, de mérito o de demérito.
1733 En la medida en que el hombre hace más el bien, se va haciendo también más libre. No hay verdadera libertad sino en el servicio del bien y de la justicia. La elección de la desobediencia y del mal es un abuso de la libertad y conduce a “la esclavitud del pecado”(cf Rm 6, 17).
1734 La libertad hace al hombre responsable de sus actos en la medida en que éstos son voluntarios. El progreso en la virtud, el conocimiento del bien, y la ascesis acrecientan el dominio de la voluntad sobre los propios actos.
1735 La imputabilidad y la responsabilidad de una acción pueden quedar disminuidas e incluso suprimidas a causa de la ignorancia, la inadvertencia, la violencia, el temor, los hábitos, los afectos desordenados y otros factores psíquicos o sociales.
1736 Todo acto directamente querido es imputable a su autor:
Así el Señor pregunta a Adán tras el pecado en el paraíso: ‘¿Qué has hecho?’ (Gn 3,13). Igualmente a Caín (cf Gn 4, 10). Así también el profeta Natán al rey David, tras el adulterio con la mujer de Urías y la muerte de éste (cf 2 S 12, 7-15).
Una acción puede ser indirectamente voluntaria cuando resulta de una negligencia respecto a lo que se habría debido conocer o hacer, por ejemplo, un accidente provocado por la ignorancia del código de la circulación.
1737 Un efecto puede ser tolerado sin ser querido por el que actúa, por ejemplo, el agotamiento de una madre a la cabecera de su hijo enfermo. El efecto malo no es imputable si no ha sido querido ni como fin ni como medio de la acción, como la muerte acontecida al auxiliar a una persona en peligro. Para que el efecto malo sea imputable, es preciso que sea previsible y que el que actúa tenga la posibilidad de evitarlo, por ejemplo, en el caso de un homicidio cometido por un conductor en estado de embriaguez.
1738 La libertad se ejercita en las relaciones entre los seres humanos. Toda persona humana, creada a imagen de Dios, tiene el derecho natural de ser reconocida como un ser libre y responsable. Todo hombre debe prestar a cada cual el respeto al que éste tiene derecho. El derecho al ejercicio de la libertad que una exigencia inseparable de la dignidad de la persona humana, especialmente en materia moral y religiosa (cf DH 2). Este derecho debe ser reconocido y protegido civilmente dentro de los límites del bien común y del orden público (cf DH 7).
Finalmente tengo que referirme a la moralidad de los actos humanos. Usualmente vamos por la vida anunciando no la buena nueva, sino más bien nuestro valores, nuestra moralidad y vendiéndonos como que si fuésemos el segundo Jesucristo, el nuevo mesías, el propietario de una moralidad a toda prueba, un ser sin pecado pues. Para qué nos vamos bajando de ésa nube, sin renunciar a ser lo más perfecto posible tal como el señor lo quiere cuando afirma: corrillos sed perfectos como mi padre lo es ". Tomaré vuestro permiso para indicar lo siguiente conforme al referido catecismo:

"Artículo 4
LA MORALIDAD DE LOS ACTOS HUMANOS
1749 La libertad hace del hombre un sujeto moral. Cuando actúa de manera deliberada, el hombre es, por así decirlo, el padre de sus actos. Los actos humanos, es decir, libremente realizados tras un juicio de conciencia, son calificables moralmente: son buenos o malos.
Las fuentes de la moralidad
1750
La moralidad de los actos humanos depende:
— del objeto elegido;
— del fin que se busca o la intención;
— de las circunstancias de la acción.
El objeto, la intención y las circunstancias forman las ‘fuentes’ o elementos constitutivos de la moralidad de los actos humanos.
1751 El objeto elegido es un bien hacia el cual tiende deliberadamente la voluntad. Es la materia de un acto humano. El objeto elegido especifica moralmente el acto del querer, según que la razón lo reconozca y lo juzgue conforme o no conforme al bien verdadero. Las reglas objetivas de la moralidad enuncian el orden racional del bien y del mal, atestiguado por la conciencia.
1752 Frente al objeto, la intención se sitúa del lado del sujeto que actúa. La intención, por estar ligada a la fuente voluntaria de la acción y por determinarla en razón del fin, es un elemento esencial en la calificación moral de la acción. El fin es el término primero de la intención y designa el objetivo buscado en la acción. La intención es un movimiento de la voluntad hacia un fin; mira al término del obrar. Apunta al bien esperado de la acción emprendida. No se limita a la dirección de cada una de nuestras acciones tomadas aisladamente, sino que puede también ordenar varias acciones hacia un mismo objetivo; puede orientar toda la vida hacia el fin último. Por ejemplo, un servicio que se hace a alguien tiene por fin ayudar al prójimo, pero puede estar inspirado al mismo tiempo por el amor de Dios como fin último de todas nuestras acciones. Una misma acción puede, pues, estar inspirada por varias intenciones como hacer un servicio para obtener un favor o para satisfacer la vanidad.
1753 Una intención buena (por ejemplo: ayudar al prójimo) no hace ni bueno ni justo un comportamiento en sí mismo desordenado (como la mentira y la maledicencia). El fin no justifica los medios. Así,.no se puede justificar la condena de un inocente como un medio legítimo para salvar al pueblo. Por el contrario, una intención mala sobreañadida (como la vanagloria) convierte en malo un acto que, de suyo, puede ser bueno (como la limosna).
1754 Las circunstancias, comprendidas en ellas las consecuencias, son los elementos secundarios de un acto moral. Contribuyen a agravar o a disminuir la bondad o la malicia moral de los actos humanos (por ejemplo, la cantidad de dinero robado). Pueden también atenuar o aumentar la responsabilidad del que obra (como actuar por miedo a la muerte). Las circunstancias no pueden de suyo modificar la calidad moral de los actos; no pueden hacer ni buena ni justa una acción que de suyo es mala.
II. Los actos buenos y los actos malos
1755 El acto moralmente bueno supone a la vez la bondad del objeto, del fin y de las circunstancias. Una finalidad mala corrompe la acción, aunque su objeto sea de suyo bueno (como orar y ayunar ‘para ser visto por los hombres’).
El objeto de la elección puede por sí solo viciar el conjunto de todo el acto. Hay comportamientos concretos -como la fornicación - que siempre es un error elegirlos, porque su elección comporta un desorden de la voluntad, es decir, un mal moral.
1756 Es, por tanto, erróneo juzgar de la moralidad de los actos humanos considerando sólo la intención que los inspira o las circunstancias [ambiente, presión social, coacción o necesidad de obrar, etc.] que son su marco. Hay actos que, por sí y en sí mismos, independientemente de las circunstancias y de las intenciones, son siempre gravemente ilícitos por razón de su objeto; por ejemplo, la blasfemia y el perjurio, el homicidio y el adulterio. No está permitido hacer el mal para obtener un bien.
No deseo terminar este artículo sin antes valerme también de las conclusiones que a continuación se mencionan y que son extraídas del texto del catecismo de la santa iglesia católica que hemos venido utilizando.

A MANERA DE CONCLUSIONES


PRIMER GRUPO DE CONCLUSIONES

1743 Dios ha querido ‘dejar al hombre en manos de su propia decisión’ (Si 15,14). Para que pueda adherirse libremente a su Creador y llegar así a la bienaventurada perfección (cf GS 17, 1).
1744 La libertad es el poder de obrar o de no obrar y de ejecutar así, por sí mismo, acciones deliberadas. La libertad alcanza su perfección, cuando está ordenada a Dios, el supremo Bien.
1745 La libertad caracteriza los actos propiamente humanos. Hace al ser humano responsable de los actos de que es autor voluntario. Es propio del hombre actuar deliberadamente.
1746 La imputabilidad o la responsabilidad de una acción puede quedar disminuida o incluso anulada por la ignorancia, la violencia, el temor y otros factores psíquicos o sociales.
1747 El derecho al ejercicio de la libertad, especialmente en materia religiosa y moral, es una exigencia inseparable de la dignidad del hombre. Pero el ejercicio de la libertad no implica el pretendido derecho de decir o de hacer cualquier cosa.
1748 “Para ser libres nos libertó Cristo” (Ga 5, 1).


SEGUNDO GRUPO DE CONCLUSIONES

1757 El objeto, la intención y las circunstancias constituyen las tres ‘fuentes’ de la moralidad de los actos humanos.
1758 El objeto elegido especifica moralmente el acto de la voluntad según que la razón lo reconozca y lo juzgue bueno o malo.
1759 “No se puede justificar una acción mala por el hecho de que la intención sea buena” (S. Tomás de A., dec. praec. 6). El fin no justifica los medios.
1760 El acto moralmente bueno supone a la vez la bondad del objeto, del fin y de las circunstancias.
1761 Hay comportamientos concretos cuya elección es siempre errada porque ésta comporta un desorden de la voluntad, es decir, un mal moral. No está permitido hacer un mal para obtener un bien.

ESPERO QUE ESTE ARTÍCULO Y LAS REFLEXIONES QUE CONTIENE SE HAN DE GRAN UTILIDAD PARA TODO AQUEL QUE LAS HAYA LEÍDO, LAS COMENTE Y QUE EL ESPÍRITU SANTO PERMITA QUE LAS MISMAS SE MULTIPLIQUEN PARA LA GLORIA Y HONRA DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO, CONTANDO SIEMPRE CON LA INTERCESIÓN DE NUESTRA VIRGEN MADRE MARÍA. AMÉN Y AMÉN...

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