ORACIÓN "ALABANZA INFINITA"
POR PROF. DR. MERVY ENRIQUE GONZÁLEZ FUENMAYOR
MARACAIBO.ESTADO ZULIA.REPÚBLICA DE VENEZUELA.AMÉRICA DEL SUR.
TOMADA DE SU VERSIÓN ORIGINAL VIERNES 19 DE DICIEMBRE DE 1997.
TRALADADA A LA RED EN VIERNES 31 DE OCTUBRE DE 2008.
Autoría del Prof. Dr. Mervy Enrique González Fuenmayor
VIERNES 31 DE OCTUBRE DE 2008.
(Fragmentos elegidos de la sección: "MERVY GONZÁLEZ ESTÁ CONVERSANDO CON…" que formó parte de un programa radial en el que participó como conductor por espacio de cuatro años aproximadamente: 1996, 1997, 1998, 1999, que se trasmitía en una estación radioeléctrica ubicada en la ciudad de Maracaibo-.Estado Zulia.- República Bolivariana de Venezuela. América del Sur).
O R A C I Ó N
Que mi boca señor no deje de alabarte. Señor se para mí un refugio, ciudad fortificada en la que me salves. Y pues, eres mi auxilio y mi defensa, líbrame señor de los malvados. Señor tu eres mi esperanza, desde mi juventud en ti confío. Desde que estaba en el seno de mi madre me apoyaba en ti y tu me sostenías. Tus hazañas señor alabaré .Diré a todos que tu y solamente tu eres justo. Me enseñaste alabarte desde niño y seguir alabándote es mi orgullo. Dios nuestro que te dignaste manifestar al mundo el esplendor de tu gloria, por medio del parto de la santísima virgen María, concédenos venerar con fe integra y celebrar con sincera piedad el gran misterio de la encarnación de tu hijo, que vive y reina contigo en la unidad el espíritu santo y es Dios por los siglos de los siglos. Amén y amén...
COMENTARIO
(APLICACIÓN A NUESTRA VIDA)
Cuando platicamos con el señor, cuando le glorificamos y le bendecimos, cuando él con sus brazos extendidos nos mira con ojos de amor, de misericordia, de piedad y de justicia ,entonces nos sentimos invadidos por sentimientos de amor, por una emoción que no cabría definir con palabra humana alguna, porque el señor creador de todas las cosas nos conoce. Conoce nuestros afectos, conoce nuestras fortalezas pero también nuestras debilidades. Y en esta mañana hermano y hermana que me estás escuchando es propicia la oportunidad para reconocer una vez más la subordinación, la docilidad que nosotros debemos tener frente a la presencia majestuosa, hermosa de nuestro señor. En este tiempo de adviento , tiempo de la Natividad del señor, en la cual estamos esperanzados, optimistas para la celebración de la Navidad, de ese 24 diciembre que cada año nos recuerda el nacimiento del niño Dios, también es tiempo para que hagamos un alto a nuestras actividades cotidianas, para no dejar que la prisa nos consuma, para no dejar que el quehacer diario te aleje del centro de la fiesta de Navidad: que es el nacimiento del niño Dios. Es tiempo también de perdonar, es tiempo de reconciliarnos, de olvidar rencores, de echar a un lado la envidia, la soberbia, la maledicencia, la murmuración. Dios nos quiere a todos unidos, reconciliados con él y reconciliados entre nosotros. Por esas razones hermano y hermana que me escuchas, si tienes pleito con tu hermano, con tu vecino, con tu prójimo, con algún familiar. Si tienes enemistad en tu comunidad, si los problemas te agobian, si tienes dificultades económicas, si una la enfermedad hoy te atosiga, o te hace pensar que vas a perder tu vida, déjale de todos esos problemas al señor .El nos conoce. Mucho antes de que nosotros pensemos algo, ya él lo sabe. Tus cabellos están contados uno por uno y el señor con su sabiduría, con su fuerza, con su amor, con su misericordia y con su piedad, te guardará y te librará del mal .Y en cuanto a todo lo que acontezca tu vida, dale gracias al señor porque el en su infinita sabiduría es capaz de determinar cuáles cosas nos convienen y cuáles no. Por ello en esta mañana vamos a pedirle al señor: serenidad para aceptar aquellas cosas que no podemos cambiar, valor para cambiar aquellas que sí podemos cambiar y sabiduría para diferenciar entre estas dos cosas. En tiempo de Navidad: esperanza, esperanza y esperanza en la consigna. Ánimo, gozo, alegría...
ETIQUETAS: seno, parto, dignaste, hazañas, prisa, pleito, cabellos, serenidad, atosigar, envidia
N O T A D E L A U T O R
Amigos y amigas, esta oración con comentario incluido, forma parte de una larga lista de ellas y que movido por el Espíritu Santo, ofrendaba al Señor de Lunes a Viernes a las siete de la mañana, en un programa radial de opinión, en el que participaba en compañía de una periodista, en el cual mi persona le dedicaba tres minutos o más (dependiendo de la Producción y/o de Máster) a orar y analizar esa oración aplicándola a la cotidianidad de nuestra vida, de nuestros actos, de nuestras, alegrías, tristezas, éxitos, fracasos, tragedias, tribulaciones, bonanza, prosperidad, bienestar, etc. Todo con la intención de establecer como verdad aquella según la cual Dios siempre está con nosotros, que todo lo que nos ocurre es para bien, que existe un plan o proyecto de salvación para cada uno de nosotros diseñado por el mismísimo Dios, cuyo cumplimiento, decisión y elección depende de ti. Así que -parafraseando la escritura bíblica- "DIOS NOS HIZO SIN NUESTRO CONSENTIMIENTO, PERO NO NOS SALVARÁ SIN QUE LE OFREZCAMOS ESE CONSENTIMIENTO". ES DECIR, NUESTRO PERMISO Y AUTORIZACIÓN. El Señor es un caballero, y está siempre a las puertas de nuestro corazón, para que le abramos y pueda entrar para guiar nuestra vida y ofrecernos su santidad, gozo, alegría, discernimiento, sabiduría, y sus infinitos dones espirituales y materiales. Esa estación radioeléctrica está situada -todavía está al aire- en la ciudad de Maracaibo, Estado Zulia, República Bolivariana de Venezuela.
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