Dr. Mervy Enrique González Fuenmayor: ARTÍCULO. “AYUDEMOS A LLEVAR LA CRUZ AL NECESITADO, AL QUE SUFRE, AL PRÓJIMO”.

jueves, abril 05, 2012

ARTÍCULO. “AYUDEMOS A LLEVAR LA CRUZ AL NECESITADO, AL QUE SUFRE, AL PRÓJIMO”.

IMAGEN UNO: EL CIRENEO AYUDA A CARGAR LA CRUZ A NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO..."ESO ES AMAR AL PRÓJIMO".

IMAGEN DOS:PROF.DR.MERVY ENRIQUE GONZÁLEZ FUENMAYOR...(FOTOGRAFÍA MAS RECIENTE, MARTES SANTO 03 DE ABRIL DE 2012)

"NO COMPARTIR CON EL PRÓJIMO LO POCO O LO MUCHO QUE TENGAMOS,NOS CAUSARÁ TRISTEZA CADA VEZ QUE LO RECORDEMOS". MEGF.JUEVES SANTO,05 DE ABRIL DE 2012.

ARTÍCULO. “AYUDEMOS A LLEVAR LA CRUZ AL NECESITADO, AL QUE SUFRE, AL PRÓJIMO”.
POR PROF. DR.MERVY ENRIQUE.GONZÁLEZ FUENMAYOR.mervyster@gmail.com.
MARACAIBO-ESTADO ZULIA- REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA-AMÉRICA DEL SUR.
REDACTADA Y PUBLICADA EN LA RED: JUEVES (SANTO) 05 DE ABRIL DE 2012.

No siempre encontraremos por la vida a gente que quiere ayudar a los demás, gente con gran sensibilidad humana y deseos de amar y ayudar al prójimo. Realmente pareciese una paradoja, una contradicción, una especie de negación de la naturaleza celestial, divina y espiritual del hombre, del individuo. Si somos criaturas de Dios , hechas a su imagen y semejanza y de alguna forma compartimos la naturaleza y la esencia de nuestro Dios Padre Creador ¿Cómo es que en algunas oportunidades nos mostramos apáticos, indiferentes, indolentes, y sin importarnos las carencias, la enfermedad, el daño y la situación de miseria en la cual subsisten algunos de nuestros hermanos de la especie humana? Se necesita un corazón de piedra, una mente y una inteligencia muy materialista, para negarle conscientemente la ayuda que necesitan algunos seres humanos, teniendo nosotros bienes para compartir y suplir algunas de las necesidades que estos menesterosos y protagonistas de la indigencia, sufren y viven , en condiciones verdaderamente infrahumanas, dramáticas y casi rayanas en las proximidades de la muerte. Y aunque no poseamos bienes de fortuna para ayudar materialmente a esos sujetos, siempre habrá la oportunidad de auxiliarlos , bien mediante la visita oportuna en el caso de que se encuentren privados de su libertad ,o tal vez enfermos recluidos en sus casas o en algunos sitios dispensadores de salud o bien padeciendo del hambre, dl frío, de la ausencia de un techo para protegerse de la intemperie o de su desnudez, producto de no contar con ropa para cubrir su cuerpo. Siempre tendremos la ocasión de ofrecerles una palabra de aliento, de apoyo, de motivarlos a mantener su fe en la Providencia, en la palabra de Dios, en las enseñanzas de nuestro Buen Jesús, en la esperanza segura del auxilio y de la protección de nuestro Señor Jesucristo. No existe excusa alguna para qué no cumplamos con nuestra obligación primaria, según el mandamiento nuevo que nos trajo Jesús, de amar al Señor con toda la fuerza de nuestro corazón, de nuestra mente, de nuestro espíritu, de amar al prójimo como a nosotros mismos, de amarnos los unos a los otros y de ayudar al necesitado, a la viuda, al niño, al menesteroso, en una palabra, a todo aquel que necesite nuestra ayuda bien sea material, y si no podemos ofrecer esta, coadyuvando con nuestra orientación, guía y fortalecimiento espiritual.

Todos tenemos una cruz que llevar y estamos obligados con nosotros mismos y con Dios, a asumirla , a cargarla con dignidad. Pero si nos topamos y nos encontramos en nuestro camino vital, con seres humanos que con mucho esfuerzo pueden cargar su cruz o quizá ni puedan hacerlo, debemos al igual que Simón el Cireneo, ayudarlos a cargar esa cruz, aunque no sea nuestra. Así como hizo este buen hombre El Cireneo con nuestro Señor Jesucristo, quien habiéndose caído varias veces colgando su cruz, hubo una oportunidad en la cual no pudo levantarla con sus propias fuerzas, ya que la debilidad, el cansancio y los golpes que había sufrido, se lo impidieron, y en ese momento El Cireneo lo ayudó a cargarla. ¿Entonces por qué nosotros no imitamos esta conducta y actitud para con nuestros hermanos y prójimos?

En esta oportunidad compartiré con mis lectores algunas consideraciones que efectué hace algunos años, formando parte del comentario y aplicación a nuestra vida, de una oración de mi autoría que publiqué con el título: "SÁNAME SEÑOR", cuyo pie de imprenta se señalará al final de su texto, que a continuación transcribo:

"CUANDO PLATICAMOS CON EL SEÑOR sentimos la necesidad de entregarnos completamente a su designio, a su amor y a su misericordia. Y estando en su presencia, al glorificarlo y santificarlo, también reflexionamos en cuanto a nuestra actitud y conducta para con el hermano. Porque si Jesús, bueno y misericordioso, manso y humilde de corazón, entregó su vida por nosotros siendo solidario con todos ¿Por qué nosotros no asumimos esa conducta y actitud como nuestra? Por ello en este momento, hermano y hermana que me lees, es muy importante asumir como conducta propia y cotidiana el ayudar al otro a llevar su carga. Cristo, Señor mío, que llevaste a cuestas la pesada carga de la cruz, dame la felicidad de ser solidario con mis hermanos, dame la felicidad de ser alguien como Cirineo, que te ayudó a llevar el peso de la cruz, cargando con el peso de mis hermanos. Tu palabra nos dice que si cargamos con el peso del prójimo, cumpliremos tu ley. Pero ¿Y cuál es tu ley? Que nos amemos los unos a los otros, tal como tú nos has amado ¿Y cómo nos has amado, Señor? Hasta la muerte de cruz. ¿Hasta dónde debo llegar con la carga del peso de la cruz de mi hermano? Hasta dar mi vida por él. ¿Y cuáles son los pesos de mis hermanos? Sus lágrimas. Dame la felicidad de consolarlos en su dolor, sus fatigas. Dame la felicidad, Señor, de ayudarlos en sus trabajos, desvelos y preocupaciones. Dame, Señor, la felicidad de ayudarlos, brindándoles el consejo oportuno en su soledad. Dame la felicidad de ser su pronta y discreta compañía en sus problemas económicos. Dame la felicidad, Señor, de hacerles comprender que hay otros problemas más altos y más hondos. Pero mientras eso ocurre, haz que los socorra en sus necesidades materiales, sus problemas familiares. Dame, Señor Jesús, la felicidad de intervenir con prudencia para llevar la paz allí donde pudiera haber discordia o conflicto en sus problemas espirituales. Dame, Jesús, la felicidad de ser tu instrumento, dócil, para que descubran tu presencia en mi presencia. Señor Jesús, tan cargado con el peso del mundo, hazme reír con el que ríe y llorar con el que llora. ¡Hazme feliz llevando la cruz del otro! ¡ÁNIMO!, ¡GOZO!, ¡ALEGRÍA! "(Tomado del Comentario y Aplicación a nuestra vida, de: Oración: “¡Sáname, Señor!”.Por Mervy Enrique González Fuenmayor. Tomada de su versión original del miércoles 30 de julio de 1997.Trasladada a la red el lunes 02 de febrero de 2009.Ciudad y Municipio Maracaibo del Estado Zulia, República de Venezuela, América del Sur)

IMAGEN UNO: EL CIRENEO AYUDA A CARGAR LA CRUZ A NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO..."ESO ES AMAR AL PRÓJIMO".