ARTÍCULO.“LAS DEBILIDADES, ZANCADILLAS Y/O TENTACIONES: FÓRMULA PARA NO CAER EN ELLAS”.

IMAGEN UNO: "JESÚS EN EL DESIERTO". JESUCRISTO NOS ENSEÑA COMO LUCHAR CONTRA LAS TENTACIONES.




IMAGEN DOS: PROF. DR. MERVY ENRIQUE GONZÁLEZ FUENMAYOR...

"TODOS CONOCEMOS EL MAL, TODOS PODEMOS EVITARLO". MEGF. JUEVES 26 DE ABRIL DE 2012.

ARTÍCULO.“LAS DEBILIDADES, ZANCADILLAS Y/O TENTACIONES: FÓRMULA PARA NO CAER EN ELLAS”.
POR PROF. DR.MERVY ENRIQUE.GONZÁLEZ FUENMAYOR.mervyster@gmail.com.
MARACAIBO-ESTADO ZULIA- REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA -AMÉRICA DEL SUR.
REDACTADO Y PUBLICADO EN LA RED: JUEVES 26 DE ABRIL DE 2012.

Ninguno de los seres humanos está exceptuado de enfrentar situaciones peligrosas, riesgosas, de gran dificultad, de muchos inconvenientes y de episodios que lo motivan a tomar decisiones, que algunas veces por sus consecuencias, merecieran ser extremadamente pensadas, meditadas y posteriormente tomadas. Son esos momentos en los cuales desearíamos que otra persona estuviera en nuestra piel y que decidiera por nosotros. Desafortunadamente la realidad no es opcional, selectiva y mucho menos ajustada a nuestros parámetros, principios y consideraciones del vivir. Lo que aseveramos es que absolutamente nadie puede evadir las encrucijadas, zancadillas, tentaciones y las propias debilidades con las cuales hemos desarrollado nuestra vida. Comúnmente se dice que "nadie es perfecto" y aunque la palabra de Dios nos indica que somos perfectos, esta perfección no se relaciona en nada con el discernimiento y la libertad de escoger que el propio Dios nos regaló y por ello somos totalmente libres para elegir nuestras actitudes, conductas, procederes, formas de actuar, así como de concretar las decisiones que según nuestra voluntad, según nuestro patrimonio ético, moral, de justicia, de verdad, de amor y en general de nuestros principios, hemos de llevar a la práctica de nuestra existencia. No se puede decir que el resultado de nuestra vida es el que proyectan las decisiones de los otros. Tenemos lo que sembramos, somos lo que elegimos ser y al final de la vida, nuestro patrimonio será precisamente aquél para el cual pensamos, planificamos y trabajamos.

Ya en el pasado he escrito sobre este tema de las tentaciones y debilidades de la persona humana. Dije y reitero hoy que nuestro plan de vida sufrirá las modificaciones positivas o negativas que nosotros mismos elijamos en cada uno de los momentos de la cotidianidad. Veamos el siguiente ejemplo: si alguien decidió hurtar en el día de hoy un lápiz, porque cedió a la debilidad de poseerlo, porque lo consideró bonito, muy chic o fashion como gusta decir a los jóvenes del presente, o simplemente porque necesitaba este lápiz, "se dio” el << permisito>> de hurtárselo, porque al fin y al cabo, quedarse con un lápiz que es ajeno no requiere ni la cárcel ni la pena de muerte. Es una especie de liviandad, hasta una travesura pudiera ser. Pero lo que nunca ha considerado el sujeto activo de esta conducta, es que dicho proceder es un acto en contra de la moral, de la ética, de la decencia, de la propiedad y finalmente un acto que es sancionable, no solamente desde el punto de vista moral, sino también legal , y porque no, también un acto pecaminoso porque viola las enseñanzas y los preceptos que Dios nos dejó establecidos, no solamente en el Viejo Testamento, sino también en el Nuevo Testamento.

Semejante situación ocurre con el adulterio. Iniciamos el camino que conduce a la infidelidad mediante el coqueteo con otra persona que no es nuestro cónyuge ni nuestra pareja. Nos damos "la licencia" "el permisito" para decirle cosas en doble sentido a esa persona. Nos mostramos débiles frente a situaciones en las cuales la moral nos exige un comportamiento serio y decente, y antes por el contrario, actuamos de manera muy ligera, alegre, y sin medir los límites que la prudencia y el respeto imponen. Hemos mostrado ,al azar, solamente dos de las innumerable situaciones en las cuales predominó nuestra falta de autocontrol y el poco respeto por la integridad moral, por los valores sublimes del espíritu y por los postulados en los que descansa la fe en Dios.´ Con suma frecuencia arguímos la "debilidad de la carne", lo que sucedió "ocurrió porque se salió de control", "no sé cómo sucedió, pero ya está hecho, ¿qué le vamos a hacer?", "no tuve la culpa, simplemente sucedió", "no estaba en mi lo que ocurrió, simplemente las circunstancias se dieron y ocurrió lo que ocurrió", "nunca pensé en hacer lo que hice, me tendieron una trampa", "se qué lo que ocurrió no es correcto, pero si lo hubiera sabido no lo hubiera hecho", "mis enemigos me hicieron zancadillas y lamentablemente caí muy bajo", "aunque reconozco mi responsabilidad, la culpa no fue toda mía", "no pensé qué pudiera llegar tan lejos, lamentablemente ya el mal está hecho". Estas e infinidades , de multiplicidad de excusas y argumentaciones, presentan aquellos que se "las dan de débiles de entendimiento" , los alegres en el actuar, los que negocian con las tentaciones, los que suelen darse permisos para incurrir en conductas y actitudes poco loables y merecedoras de la sanción moral, social, jurídica y bíblica.

Reflexionando sobre algunas reglas que pudieran servirnos para evitar nuestra caída en el profundo pozo de la inmoralidad, de las ofensas a la decencia y honestidad; de nuestro derrumbamiento en las profundidades de la ignominia, de la injusticia, de la carencia de responsabilidad y de todo lo que traduzca daño y oscuridad, el Espíritu Santo me regaló esta palabra que necesito compartir con los lectores y que tengo la certeza nos servirá de gran auxilio en la lucha por preservarnos honestos, justos, virtuosos y transitando por el camino de la santidad o como mínimo velando porque la fe en Dios, la verdad, la justicia, el honor, la reciprocidad y el amor al prójimo orienten nuestras vidas; esa palabra está extraída del Libro del Eclesiástico, capítulo 21, versos del uno al diez). Este fragmento de la escritura contiene una gran fórmula para por lo menos luchar en contra de esas situaciones de gran debilidad.


FÓRMULA PARA NO CAER EN LAS DEBILIDADES, ZANCADILLAS Y/O TENTACIONES.

21 1 ¿Has pecado, hijo mío? No lo vuelvas a hacer, y pide perdón por tus faltas pasadas.


2 Huye del pecado como de una serpiente, porque si te acercas, te morderá; “sus dientes son dientes de león, que arrebatan la vida de los hombres.


3 Toda transgresión es como espada de dos filos: no hay remedio para su herida.


4 La violencia y la soberbia hacen perder las riquezas: así será arrasada la casa del orgulloso.


5 La oración del pobre va de su boca a los oídos del Señor, y la sentencia divina no se hace esperar.


6 El que odia la reprensión sigue las huellas del pecador, pero el que teme al Señor se arrepiente de corazón.


7 Al charlatán se lo reconoce desde lejos, el hombre reflexivo le descubre sus deslices.


8 El que edifica su casa con dinero ajeno, es como el que amontona piedras para el invierno.


9 Una banda de malhechores es como un montón de estopa, y su fin es la llama del fuego.


10 El camino de los pecadores está despejado de piedras, pero desemboca en lo profundo del Abismo.”(Libro del Eclesiástico, Capítulo 21: versículos 1 al 10)






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"TODOS CONOCEMOS EL MAL, TODOS PODEMOS EVITARLO". MEGF. JUEVES 26 DE ABRIL DE 2012.





Para citar este artículo: si se tratase del caso ejemplificado:
GONZÁLEZ FUENMAYOR, Mervy Enrique .El Ejercicio del Principio Inquisitivo: ¿Ofrenda a la Ética o a la Justicia? Maracaibo, Venezuela La Universidad del Zulia. 28-Enero-2009. Disponible en: )
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FORMA Y REQUISITOS EN LA CITA DE ARTICULOS, NOTAS, REFLEXIONES AUTORÍA DE MEGF. REDACTADA EL 01 DICIEMBRE DE 2009.
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