lunes, agosto 28, 2006

ODIAR:

¿SUFRIMIENTO INNECESARIO?

por Mervy Enrique González Fuenmayor

- Sábado 26 de agosto de 2006 -

En este sábado que indica el final de una semana, para darle paso a otra que comienza, he podido meditar con mucha profundidad sobre algunos sentimientos que los seres humanos albergamos en nuestra mente y en nuestro corazón. Me hace prisionero el recuerdo de muchos años pasados en los cuales algunos de mis días transcurrieron signados por la pobreza y las carencias económicas en una sociedad que mostraba su incipiente transformación de pequeña ciudad a urbe. Este acontecimiento fue traído a mi memoria por imágenes coloridas, multiformes, adornadas por personas de variopinto carácter, de una ciudad llena de dificultades y problemas etiquetados como triviales, hasta los de una marca compleja, cruel e inhumana. Y no es que, tiempo ha, no fuere así , empero este y su discurrir fatalista permeó cambios que aunque no se admitan, la ley de lo social y de la vida los hacen formar parte de la nueva realidad , así tenga el lápiz de la historia que utilizar fórceps [Fórceps. (Del lat. forceps, tenaza). m. Med. Instrumento en forma de tenaza, que se usa para la extracción de las criaturas en los partos difíciles. U. t. en sent. fig. Sacarle algo a alguien con fórceps. || 2. Instrumento en forma de tenaza usado para la extracción de dientes], para extraer y desalojar del pretérito lo que el futuro que se ha hecho presente necesite sustituir o remplazar por lo nuevo, sin importar que esto último sea beneficioso o no, lo cierto es que el mundo y la vida, así como la sociedad y su gente se mueve, se desarrolla, evoluciona sin que necesariamente siempre sea para bien.

Cuando queramos tener la certeza sobre la ocurrencia de algunos hechos y la presentación de estos en nuestros recuerdos con la mayor fidedignidad de modo que puedan confrontarse como lo hacen las imágenes frente a un espejo que se proyectan a sí mismas para enfrentarse, reunirse y formar lo cóncavo y convexo , el cuerpo y la nada, la oscuridad y la luz, el vacío y la abundancia, el bien y el mal, el odio y el amor, la verdad y la mentira, lo santo y lo pecaminoso, lo virgen y lo violado, la risa y la tristeza, la riqueza y la pobreza; en fin las realidades, situaciones y sentimientos encontrados. Es de esta manera cuando realmente se nos ofrece la verdad, la certidumbre y la justa dimensión de lo vivido, evocado y extraído del pasado. Después de estas divagaciones, iniciemos el ritornelo a lo que nos ocupa. El odio es una emoción [Emoción. (Del lat. emotio, -onis). f. Alteración del ánimo intensa y pasajera, agradable o penosa, que va acompañada de cierta conmoción somática. || 2. Interés expectante con que se participa en algo que está ocurriendo], pero también es un sentimiento [Sentimiento. m. Acción y efecto de sentir o sentirse. || 2. Estado afectivo del ánimo producido por causas que lo impresionan vivamente. || 3. Estado del ánimo afligido por un suceso triste o doloroso] y una actitud [Actitud. (Del lat. *actitudo). f. Postura del cuerpo humano, especialmente cuando es determinada por los movimientos del ánimo, o expresa algo con eficacia. Actitud graciosa, imponente. Las actitudes de un orador, de un actor. || 2. Postura de un animal cuando por algún motivo llama la atención. || 3. Disposición de ánimo manifestada de algún modo. Actitud benévola, pacífica, amenazadora, de una persona, de un partido, de un gobierno]. De tal forma que para ser coherentes y calificar en su real categoría al odio con pertinencia y rigor académico y científico, debe admitirse su triple naturaleza que lo inserta en el terreno de las actitudes, sentimientos y de las emociones. Sólo que el mismo se proyecta negativamente sobre hechos, situaciones, cosas, personas y otros entes y realidades que son su blanco y destino final. Tristemente el odio genera sufrimientos en la persona en la cual nace, crece, se desarrolla y se desplaza pretendiendo causar daño a las realidades sobre las que apunta.

En ese mi pasado, pude reconocer a algunos de los que compartieron conmigo la trama del vivir como personajes de una novela vivencial, el ciclo vital medido por ese lapso, que no obstante haber permanecido ocultos tras el antifaz de la mentira, el engaño y la falsificación de su personalidad y de los acontecimientos ocurridos, no pudieron ni han podido superar el sufrimiento en el que se materializa el odio que prohijaron [Prohijar. (Del lat. pro, por, y filius, hijo). tr. Adoptar por hijo. || 2. Acoger como propias las opiniones o doctrinas ajenas. ¶ MORF. Conjug. modelo], y que para su mala fortuna todavía les subsiste. Desde muy niño me he preguntado qué siente el odiador cuando observa o comparte el espacio físico en el cual se encuentra con su adversario, cuántas emociones, sensaciones y sentimientos negativos, crueles , devastadores, trágicos, inhumanos, cargados de dolor, de impía fuerza y de visiones sobreabundadas de representaciones oscuras, tenebrosas y excedidas de episodios maléficos, tortuosos y con signos cuyos calificativos no poseen expresiones o palabras que se les aproximen para poder determinarlos. ¿Serán estos los momentos y períodos que le toca vivir al que odia? ¿Será posible que una persona pueda convivir con toda esa podredumbre de actitudes, sentimientos y emociones? ¿Y en cuanto al que es odiado, sentirá lo mismo? ¿Qué ocurrirá en su mente, en su corazón y en su cuerpo? ¿Transitará por las mismas veredas, sendas y caminos que el odiador? En este último caso, la respuesta se orienta en el sentido que apunta a la circunstancia de considerar que si el odiado reciproca el odio a su odiador, entonces nos encontraríamos con dos personas enfermas y cargadas de mucho dolor, tristeza, amargura e incapaces de perdonar y retomar el camino de la alegría, de la paz, del buen vivir y de la salud física y espiritual.

Nada bueno se ha construido sobre el odio. Este es fundamentalmente destructor, nada cimentado en el da buenos frutos, por el contrario lo que se edifica en el odio, multiplica este último y carcome todo lo que toca o invade. El alma, la mente, el espíritu, el cerebro, la conciencia, el cuerpo y la personalidad del que odia esta enferma, necesita de un medicamento que desafortunadamente no podrá encontrar en la farmacia de su preferencia, ni mucho menos en el temporario remanso que ofrece el consultorio de un buen psiquiatra o de un buen psicólogo, y esto sin que desconozcamos el papel muy importante y necesario que estos profesionales de la medicina realizan para que la sociedad tenga mejores personas y mejores seres humanos, pero el odio por tratarse de actitudes, emociones y sentimientos, cuando no se extirpa totalmente, puede subsistir lo mismo que un cáncer el cual habiendo sido intervenido, se reproduce bien porque la intervención quirúrgica no fue tan exitosa o sencillamente porque en el momento en el cual se practicó esta , ya había echado suficiente raíces para contaminar al resto de las células del cuerpo humano. Lo mismo o cosa igual sucede con el odio, este es como una semilla que a modo de tubérculo [Tubérculo. (Del lat. tuberculum, dim. de tuber, tumor). m. Bot. Parte de un tallo subterráneo, o de una raíz, que engruesa considerablemente, en cuyas células se acumula una gran cantidad de sustancias de reserva, como en la patata y el boniato. || 2. Med. Producto morboso, de color ordinariamente blanco amarillento, redondeado, duro al principio en la época de evolución llamada de crudeza, y que adquiere en la de reblandecimiento el aspecto y la consistencia del pus. || 3. Zool. Protuberancia que presenta el dermatoesqueleto o la superficie de varios animales], a medida que crece va llenando todo los esparcidos de nuestro espíritu, de nuestro corazón, de nuestra alma, de nuestros pensamientos, de nuestra mente, de nuestro cerebro y también de nuestra conducta. Por ello el odio debe ser desterrado de nuestro corazón ya que este es uno de los grandes causantes de la multiplicidad de problemas que hoy vive la humanidad. El lector con razón se preguntará: es que acaso este sentimiento, actitud o emoción posee tanta fuerza para causar la destrucción del ser humano y de la sociedad? La respuesta es de perogrullo [Perogrullada. (De Perogrullo). f. coloq. Verdad o certeza que, por notoriamente sabida, es necedad o simpleza el decirla], en virtud de que si el odiado reacciona o genera hacia el odiador el mismo odio que recibe, obviamente que según los especialistas se producirá el denominado "efecto dominó" o "reacción en cadena" debido a que el odio se seguirá trasladando a otros sujetos y a otras situaciones del entorno. Al considerar que el individuo forma parte de un grupo social resulta por demás lógico asumir, qué tal como el ejemplo ofrecido anteriormente relativo al tubérculo o al cáncer no extirpado totalmente, las raíces del odio se multiplicarán y extenderán a todo el cuerpo social el cual finalmente será víctima de esta contaminación actitudinal, emocional y de sentimientos de odio que causalmente generarán una problemática de naturaleza muy variada que vivirá desde las más sencillas explosiones de iracundia pasando por problemas sectoriales en los campos de la educación, la salud, la economía, haciendo eclosión [Eclosión. (Del fr. éclosion). f. Acción de eclosionar. || 2. Brote, manifestación, aparición súbita de un movimiento cultural o de otro fenómeno histórico, psicológico, etc. || 3. Med. Acción de abrirse el ovario para dar salida al óvulo] en el vasto universo de toda la sociedad local, nacional o mundial. Las dos grandes guerras mundiales y las que se focalizan en el vasto universo de los países de algunos hemisferios nos dan la razón, ellas han comenzado y continuado inspiradas, motivadas, causadas y hasta aupadas por los cultores del odio.

El odio como ya hemos dicho anteriormente es un sentimiento, una emoción o una actitud, y estas expresiones se vinculan con nuestro fuero interno y por ello es tan difícil impedir el nacimiento del odio y su multiplicación no sólo en nuestro ser sino en nuestra conducta, lo que causará prácticamente una invasión del entorno en el cual vivimos, trabajamos, nos preparamos, y ejercemos nuestras diferentes funciones. He allí el poder maligno del odio. En el párrafo que citaremos de seguidas podemos inferir que el odio para qué pueda tener concreción, es necesario que nosotros como seres humanos le demos cabida. Del mismo modo no hay peor enemigo del hombre que el hombre mismo, de allí que cuando particularmente oramos -Y yo lo hago de una manera que le pido al Señor que nos preserve del fuego del infierno, pero fundamentalmente que nos preserve de nosotros mismos, de nuestras decisiones, de nuestros pensamientos, de nuestras actitudes, de nuestras emociones, de nuestros sentimientos, de nuestra conducta, de nuestras ideas y de todo aquello que sale de nuestra boca o se anida en nuestra conciencia, como dice la palabra del Señor , no sólo de pan vive el hombre si no de toda palabra que sale de su boca , y de sus conductas, actos, omisiones, acciones y todo aquello que pudiera considerarse como su obra, por ello debemos siempre mantenernos orando y subordinándonos a la voluntad de Dios, para que Satanás no pueda penetrar en nuestra vida-. Es conveniente expresar que Satanás no tendrá vida si nosotros no le permitiésemos que la tenga, y solamente la tendrá si le damos permiso para que a través de los malos pensamientos, malas acciones u omisiones se produzca y se genere el mal, la ofensa y el daño a Dios y a nuestro prójimo debamos tener claro que necesitamos estar en sintonía con Dios y prestos a realizar su palabra, su mandato y darle cumplimiento al proyecto de salvación que tiene para nosotros. Pero transcribamos el texto al cual hice referencia en líneas anteriores: "Si alguna vez te sucede que el odio bulle en tu sangre hacia quien quiso ensuciarte sin tener ningún motivo, contiene el aliento y respira. Es posible que en ese lapso logres también perdonarlo. Si puedes llegar a este umbral, seguro que sentirás lo que muy pocos consiguen: saborear el manjar de los dioses".

Estas últimas líneas nos conducen a afirmar de manera categórica, precisa, inequívoca y más allá de toda duda de que el perdón es el principal instrumento que como criaturas de Dios poseemos para neutralizar, enervar y extinguir el odio de nuestro corazón. El ser humano que hace de su conducta habitual el perdonar está en situación de evitar que el odio penetre su ser y en consecuencia concretar una mayor posibilidad de tener una vida plena, llena de alegría, paz, equilibrio emocional, prosperidad, reconciliado con Dios, actuando de este modo obtendrá el reconocimiento de la sociedad por su recto proceder y por aislar de sus actos, pensamientos y obras, el odio como principal motor su vida. No es negocio odiar pues sus resultados no son ni positivos, ni beneficiosos para nuestra salud física o espiritual. Sólo un ser humano irracional seleccionará el odio antes que el amor , ya que este último, si genera frutos, prosperidad, alegría, equilibrio, paz, bienestar, progreso, riqueza, tranquilidad, paz y lo que es fundamental a la existencia del mismo, que es su vinculación y subordinación del ser humano a su Creador. Todos los actos de Dios son en nombre del amor, de allí su justicia, su misericordia, su piedad, su caridad, su don de perdonar, entre otras cosas. Entonces hermano y hermana ¿Por qué odiar si podemos amar? El secreto para vivir bien es precisamente perdonar y este acto como ha quedado escrito es el escudo, la herramienta, el principal mecanismo que el Señor nos ha dado para impedir que el odio penetre en nuestra casa en nuestra conciencia, en nuestro corazón, en nuestro espíritu y nuestra mente. Quien perdona y ama no odia y ello le asegura el tránsito por los caminos que conducen al encuentro con Dios, que es en definitiva la puerta angosta en la que para la mayor parte de nosotros es más difícil perdonar que vengarse, que es más difícil hacer el bien que el mal , porque es más difícil no darle comida a quien en su momento no nos las dio, porque es más difícil ser bueno con quien no ha sido bueno contigo sino que por el contrario ha asumido conductas poco bondadosas con tu pobreza o carencia, porque es más difícil ser bueno que malo, porque más difícil pagar con moneda buena la mala que has recibido, porque es más difícil vivir sanamente que vivir en pecado, porque más difícil ser un buen trabajador que un criminal, porque más difícil ser un buen estudiante que un mal estudiante , porque es más difícil ser un buen hijo que uno malo o un buen padre o a un padre irresponsable, porque es más difícil practicar la generosidad que no hacerlo, porque es más difícil dar que recibir, por qué es más difícil mantenerse en la claridad que en la oscuridad, porque es más difícil ser un buen ciudadano que un mal ciudadano, porque es más difícil cumplir la palabra de Dios que no cumplirla , porque es más difícil no negociar con la tentación que hacerlo, porque es más difícil mantenerse en el camino de Dios que apartarse a cada ratos y volver. ¿Entonces porque escogemos el odio como un instrumento de venganza, de revancha, de retaliación, de amenaza y agresión para quien nos ha hecho daño. ? Esta actitud nos conduce a la enfermedad física y espiritual . Está comprobado científicamente que la persona que aloje en su corazón sentimientos de odio , es una persona enfermiza cargada complejos, tristeza, desequilibrios que se traducen en enfermedades que han sido somatizadas y que se transforman entre otras en esa enfermedad del siglo veinte: y veintiuno llamada el estrés , y este último nos va a empujar a enfermedades mayores como el cáncer, las cardiopatías es diferentes expresiones, las patologías digestivas, óseas, traumáticas, nerviosas, psíquicas etc. y que tienen su influencia directa en nuestra productividad en el campo laboral económico y social sin excluir la diversidad de problemas familiares, laborales, conyugales, vecinales, políticos, religiosos y hasta de personalidad que sufren éstas personas. Por ello amigo y amiga que lees este artículo, no vale la pena odiar. Ama, quiere y perdona; si hacemos esto habitualmente y mantenemos una actitud de puertas abiertas a Dios, a su palabra y a su dirección seguro estoy que el odio y todas sus consecuencias no penetrarán tu vida. Debemos mantenernos firmes en estas actitudes y en este orden de ideas recuerdo la palabra del Señor que más o menos se expresa — Palabras mas, palabras menos— : “Me cubriré con la armadura del Señor para que cuando llegue el día malo pueda resistir y después que todo haya acabado poder mantenerme firme... El Ángel del Señor acampa en torno a la criatura que le sirve. Ruego a Dios y a la Virgen Santísima Madre María qué este artículo sea de utilidad para quien lo lea y que aquellos que todavía viven y actúan con odio le permitan a Dios que penetre sus corazones , para qué el de odio pueda ser extirpado, aniquilado total y absolutamente. A lo mejor muchos estarán pensando que esto no es posible, pero claro la racionalidad que se utiliza en estos casos para desterrar al odio o mantenerlo como instrumento de venganza y retaliación hará que en muchos casos estos individuos se mantengan por mucho tiempo como odiadores, Ello puede explicarse por qué a Dios no se llega por la racionalidad sino por la fe y el corazón, y por la fuerza de esos argumentos es por lo que nosotros afirmemos junto con los especialistas que Dios nos hizo y nos creó sin nuestro consentimiento, pero no nos salvará sin nuestro consentimiento, es decir Dios al crearnos nos dotó de libre albedrío, libre arbitrio y posibilidad de escoger lo que queramos, no nos obligará a salvarnos, ello depende fundamentalmente de nosotros ¿Quieres aspirar a la vida eterna, quieres salvar tu alma, quieres vivir una vida terrenal feliz, prospera, alegre y llena de paz? Entonces destierra de tu corazón el odio y todo los sentimientos que se le parezcan, Dios te ayudará a fortalecer tu vida y a luchar contra las injusticias, calumnias y agresiones que puedas sufrir en el difícil camino para ser un buen cristiano. ¿Quién dijo que ser cristiano es fácil? ¿Quién dijo que por ser cristianos no padeceríamos y sufriríamos como Nuestro Señor Jesucristo? El ser cristiano implica tomar la cruz y seguir al Señor, ser cristiano significa asumir , como Cristo asumió los problemas de su tiempo , sólo que Jesús como hijo de Dios llevó un fardo más pesado que el saquito o pequeñín bulto que a nosotros nos ha tocado cargar -Los que tienen el valor y la responsabilidad de cargarlo- pues el cargó sobre sus espaldas todos los pecados de la humanidad y los clavó en una muerte de cruz , derramando su sangre redentora para pagar el precio por nuestros pecados y así hacernos dignos del reino de los cielos. Jesucristo perdonó a quienes lo crucificaron, por ello les manifestó a quienes le torturaban : “Perdónalos Padre porque no saben lo que hacen”, Si Él es el hijo de Dios y perdonó y no odió a sus enemigos, ¿Por qué nosotros no hacerlo? Como ha quedado escrito en el título de este artículo El odio genera sufrimientos innecesarios. Si tú eres un buen negociante , nunca odiaras y antes por el contrario: “Amarás al Señor tu Dios por encima de todas las cosas y al prójimo, como a ti mismo” , El recompensa el ciento por uno, por cada acción buena que tu realices, El Señor te recompensará como mínimo con cien veces mas la que tu ejecutaste, increíble, pero así es El Señor: bondadoso, misericordioso, justo y amoroso.

A propósito del perdón y de las agresiones que sufrimos en nuestro diario vivir, conviene parafrasear algunas líneas escritas por el presbítero ZEZINHO ( El Difícil Arte de ser Bueno ) :

"El hombre que dice que entre los amigos encontró perros y qué entre los perros encontró amigos, expresa una verdad, pero mentiria cruelmente si dijese que nunca tuvo un amigo humano. La gente buena también es herida y se decepciona con la injusticia de los otros, pero porque es buena lo olvida y lo supera. Quien no logra olvidar, pero tampoco se venga, es bueno, aún que lo domine una pasión más fuerte que su voluntad de perdonar. Sin embargo, aquel que no logra olvidar, ni quiere olvidar la ofensa y jura vengarse, puede hasta ser justiciero y tener la razón de su lado, pero le falta el corazón. Más tarde o más temprano cometerá una grave injusticia.

Quien nunca perdona a un culpable no conoce la misericordia. Y quien no conoce la misericordia tarde o temprano termina destruyendo a un inocente. "

Culminando el contenido este artículo, indefectiblemente he de transcribir dos pequeños extractos del Catecismo de la Santa Iglesia Católica, el primero de ellos es el siguiente:


2262 En el Sermón de la Montaña, el Señor recuerda el precepto: "No matarás" (Mt 5,21), y añade el rechazo absoluto de la ira, del odio y de la venganza. Más aún, Cristo exige a sus discípulos presentar la otra mejilla (cf Mt 5,22-39), amar a los enemigos (cf Mt 5,44). El mismo no se defendió y dijo a Pedro que guardase la espada en la vaina (cf Mt 26,52). El segundo de esos párrafos se reseña a continuación:

2303 El odio voluntario es contrario a la caridad. El odio al prójimo es pecado cuando el hombre le desea deliberadamente un mal. El odio al prójimo es un pecado grave cuando se le desea deliberadamente un daño grave. "Pues yo os digo: Amad a vuestros enemigos y rogad por los que os persigan, para que seáis hijos de vuestro Padre celestial..." (Mt 5,44-45 )

Que Nuestro Señor Jesucristo y Nuestra Virgen Madre Maria les bendigan. Amén… y amén.-

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