SENTIRSE TRISTE Y ANGUSTIADO
¿ES TU DECISIÓN?
Por Mervy Enrique González Fuenmayor
- Viernes, quince de setiembre de 2006 -
Después de casi dos semanas de haber permanecido silente nuevamente me dispongo a concretar de manera articulada diversos pensamientos, emociones y realidades que vienen ocupando mi atención hace algún tiempo. Lo hago en compañía de un día poco soleado en mi ciudad natal Maracaibo, Estado Zulia, República de Venezuela, América del Sur. Aunque mi ciudad es cálida, más bien calurosa al punto de ser conocida como: "la tierra del sol amada", el día de hoy particularmente se muestra húmedo, como si una intensa lluvia quisiera herir en su vientre nuestra pujante urbe. Los dardos del astro rey no han surcado desde su dominio el cielo azulado de esta Maracaibo mía. Así el paisaje es como el marco en el cual ha de encriptarse el lienzo y las percepciones reales o no, que han de formar el objeto único donde se volcarán seguramente los sentimientos, actitudes y emociones que forjarán nuestra impresión e imagen de todo aquello que nuestros sentidos han podido atraer y valorar. El exordio es imperioso en el tema que desde ya comienzo por abordar. Y es que la tristeza y la angustia son estados emocionales que muy el contrario de lo que piensa el común de las gentes, se derivan o dependen de nuestra propia decisión. Sí, amable lector, como usted lo lee en este momento, el estar triste o angustiado depende exclusivamente de usted mismo. Un breve análisis de esta temática nos dará la razón.
La tristeza y la angustia integran elementos de lo que hoy se conoce como depresión, y está es una enfermedad que no es exclusiva de nuestra época, pues desde el año
Aunque usted no lo crea, la persona que vive triste o sujeta a una angustia periódica y frecuente contribuye espontáneamente con su actitud a enriquecer estos estados de ánimo, sobre todo si se recluye en su propia soledad. Un especialista en psiquiatría y además filósofo, escribió alguna vez que “la mejor medicina para combatir la depresión es la acción”. Esta frase sencilla y aparentemente trivial, es de una importancia capital para dejar a un lado la tristeza y la angustia. Estas emociones según los estudios sobre el tema son el fruto decantado de nuestras propias vivencias relativas a nuestros fracasos, problemas familiares, económicos, filiales, conyugales, educativos o académicos , religiosos o existenciales, la pérdida de seres queridos, el padecimiento de alguna enfermedad que no necesariamente debe ser incurable y así podemos ir sumando elementos que irremediablemente generarán la depresión, si el sujeto en el que inciden estos elementos, no toma el control de ellos y de las consecuencias que pueden producir. En mi país y en mi pueblo, amigo lector, existe una conseja según la cual: "si un problema tiene solución, pues entonces no te preocupes por qué en el tiempo oportuno habrás de solucionarlo". Si un problema no tiene solución, entonces con mayor razón no debes preocuparte, porque no podrás solucionarlo tú mismo". No se requiere pertenecer a alguna escuela que estudie el conocimiento humano o la lógica, para concluir que la actitud según la cual la cual tú vivas, será la variable determinante en cuanto a la felicidad o infelicidad que rodeará tu existencia, la de tu familia, la de tu entorno y la de todos aquellos que se vinculan a ti por razones diversas: como el trabajo, la vida social, política etc.
De los párrafos anteriores se desprende una verdad del tamaño de la cúpula de un templo: la tristeza, la angustia, la pena y otros factores que generan desasosiego y estados de ánimo perturbadores, dependen única y exclusivamente de ti. La mayoría de los psiquiatras y expertos en el tema han llegado a afirmar que "la felicidad también es un estado de ánimo", de suerte pues que si elijo sentirme alegre pues entonces viviré alegre, y si por el contrario he elegido la compañía de la tristeza, la pena, la desilusión y la soledad, entonces estas serán las características de mi existencia. Tal vez el lector estará pensando- y sin ninguna razón- que el articulista ha colocado la situación de una manera muy superficial y como que si la solución a semejante problemática fuese tan sencilla. Pero déjame aclararte que la vida no es tan compleja como nos las quisieron hacer ver los que nos precedieron, y por qué no decirlo, nuestros padres y ancestros, la vida y su desarrollo depende no tanto de los factores externos que de hecho suelen se duros, crueles, injustos, no deseados y a veces hasta llenos de desgracia para nosotros.
Pero como ha quedado escrito, ello no es lo más importante, sino más bien la manera en la cual nosotros manejemos la situación adversa que estamos viviendo, así como las consecuencias derivadas de aquella. Puedes echarte a morir y decir no puedo con estos problemas, estos problemas son tan grandes que no puedo solucionarlos porque no tengo fuerza, ni recursos para hacerlo. Puedes también fingir que tu vida marcha sobre un corcel alado y en consecuencia mostrarte ante el mundo como un farsante o hipócrita. Puedes también asumir que otros " te solucionarán tus tristezas penas y angustias " pero ello no ocurrirá, por cuanto solamente a ti compete la búsqueda y practicidad de esa solución. Tal vez también podrás o mejor desearás que Dios no solamente te dé la solución sino que te ayude a poner en práctica e incluso te provea de los medicamentos materiales y espirituales o la cura correspondiente, sin que tú hagas absolutamente nada.
La verdad amigo lector, es que la vida no funciona de esa manera. Otra máxima o expresión del refranero popular nos resulta útil para ejemplificar lo que hemos opinado: " a Dios rogando y con el mazo dando " , lo cual se traduce en que no basta únicamente el deseo de hallar la solución y pedirle al Señor que nos la envíe, necesario es, que trabajemos para encontrarla y además aplicarla, esta es una de las muchas vías para lograr salir de nuestra tristeza y angustia. Existen numerosas personas que cuando la tribulación, el problema o alguna contrariedad tocan su puerta, se desvanecen, desfallecen, se sienten derrotadas y no ofrecen resistencia a la adversidad. Se trata de personas acostumbradas a lo fácil , a obtener sin mayor esfuerzo, a cumplir metas no difíciles y sobre todo a evitar cualquier situación que pueda implicar enojo, dificultad o simplemente contradicción o resistencia a lo que ellas desean o quieren obtener como premio o meta cumplida. Se trata de los llamados comoditos o comodones , gente que le gusta obtener aún sin merecer, que siente inclinación por lograr lo que desean sin esfuerzo alguno, obviando las vías, caminos y veredas que deben necesariamente transitarse para la consecución de esas metas, objetivos o fines. Constituyen este grupo de personas la negación de los valores esenciales de una sociedad productiva, ética y que cultive la justicia como supremo valor.
Cuando el tiempo y la vida nos han ofrecido ricas y variadas experiencias, se puede contar con el soporte suficiente para poder afirmar que tal vez en lo mucho nuestra vida, su prosperidad, éxito y felicidad dependen del modo y forma en la cual hemos vivido, luchado batallado y obtenido nuestros éxitos y también nuestros fracasos. La personalidad es otro factor que necesariamente debe tomarse en consideración en la temática abordada, ya que una personalidad débil en la primera contradicción resultará derrotada, pero sí desde la infancia sus valores han sido los de la justicia, la libertad, la equidad, la lucha por el bien, el decoro, la ética y un amor profundo por el prójimo y un temor reverente por Dios, le garantizará a esa persona que una vez que crezca y se transforme en un adulto, será un adulto feliz y dotado de todas las herramientas para luchar y sobreponerse a cualquier adversidad.
De seguidas me permitiré -a título enunciativo - mencionar algunos factores causantes de la tristeza, la angustia y la depresión:
1. Dificultades económicas
2. Divorcio
3. Abortos
4. Menstruación
5. Embarazo
6. Muerte de un familiar
7. Conflictos familiares
8. Desocupación
9. Pérdida del trabajo
10. Accidentes
11. Situaciones personales conflictivas o riesgosas
12. Trabajos peligrosos o de riesgo
13. Inseguridad laboral
14. Vida en condiciones inadecuadas (hacinamiento, insalubridad etc.)
15. Segregación racial, persecución ideológica, problemas de carácter político y otras razones similares como el exilio.
16. Muerte del cónyuge.
17. Condena a prisión.
18. Retiro de la actividad.
19. Exámenes y pruebas similares.
20. Vida en centros urbanos de alta densidad de población.
Estas veinte causas no son las únicas y como ya he expresado existen muchísimas más. A pesar de lo explicado anteriormente es bueno y pertinente aclarar –y aquí viene el postre, o mejor la parte azucarada del contenido de este artículo - que poco importan las situaciones graves, difíciles, adversas, o de desgracia en la cual vives o que te rodeen en este momento. Porque siempre hay una nueva oportunidad para comenzar, para arreglar nuestros problemas e incluso para iniciar una nueva vida deslastrada de tan poco amigables compañeras de ruta. MACARTHUR fue el héroe de la guerra del año 1945, jefe del ejército de los Estados Unidos de Norteamérica, en su lucha contra el Japón. Este hombre frecuentemente mencionaba y repetía infinitamente lo siguiente: "usted es tan joven como sus alegrías y tan viejo como sus tristezas”. Nosotros no deberíamos olvidarlas y darles aplicación, resultan útiles para desalojar de nuestra vida la tristeza, la pena y la angustia. La persona-- independientemente de su edad -- será joven en tanto y en cuanto sus pensamientos sean optimistas, y será tan pero tan viejo en la medida en que su mente, su corazón y su cerebro aniden y cultiven pensamientos pesimistas. Usted será tan pero tan joven en la proporción de la confianza que deposite en Dios y en usted mismo y es tan viejo como tan cercano esté a la muerte psíquica; o tan alto sea el grado de su desconfianza en la ayuda de Dios o en la de sus propias capacidades. Seremos más jóvenes cuando mayor sea nuestra esperanza de conseguir éxitos y lograr la prosperidad, la alegría, la felicidad, la paz y la justicia; y por el contrario seremos más viejos cuando el pesimismo nos invada, la desesperanza, la impotencia, el sentimiento de derrota, la tristeza, la angustia, la depresión, factores que como han quedado bien claro alteran la quietud de nuestro espíritu de nuestra alma, de nuestro corazón y de nuestra mente.
En lugar de auto compadecernos, deberíamos cultivar y desarrollar la autoestima. Cada vez que nos levantemos en las mañanas es aconsejable ver nuestra imagen por un rato en el espejo " para masajear un poco nuestro ego " y reforzar nuestras actitudes afirmando nuestras capacidades, nuestras potencialidades, nuestros sentimientos de reciprocidad, tolerancia, amor y justicia, expresarnos afirmaciones atinentes a la necesidad que otros tienen de nosotros, a la idea de que somos importantes no solamente para nuestro entorno en el cual se incluye la familia, los amigos, vecinos y compañeros de trabajo, sino también para la sociedad misma, en una palabra, darse cuenta de que cada uno de nosotros “ es importante para nosotros mismos “ , para la sociedad, para la familia y para Dios. Este tiene para cada una de sus criaturas un proyecto de salvación y una misión que debemos cumplir, entonces no puedes evadir el cumplimiento de algo tan significativo como la misión que el mismo Dios nos ha encomendado. En ese orden de ideas quiero también dejar plasmado en estas líneas una especie de revelación que hace tiempo el espíritu santo tuvo a bien discernirme: " aquel que vive con más problemas que los demás, aquel que la tribulación, la desgracia, los problemas y cualquier tipo de adversidad lo visitan , es porque Dios lo ha seleccionado para llevar, combatir y ser ejemplo de este combate para los otros miembros del especie humana, pues Dios lo ha escogido por ser fuerte y por ello asumir la cruz de la pena, la angustia, la depresión, la soledad y otras patologías. De allí que es bienaventurado quien le toque vivir estas situaciones, reafirma su fortaleza antes que su debilidad. Esas razones son las que pueden contraponerse a la racionalidad de los argumentos que anteriormente se señalaron para inferir que las personas angustiadas, deprimidas o tristes son personas débiles. Estas aseveraciones observadas y debidamente pasadas por el tamiz de la fe , no son auténticamente verdades absolutas, ya que prudente es ir a beber de las fuentes de la palabra de Dios para afirmar todo lo contrario y señalar que la adversidad y la desgracia son sólo una oportunidad solamente para privilegiados, los que con la confianza, el optimismo, la alegría y la fe puesta en Dios lograrán derrotar estas situaciones para la gloria y la honra de Dios mismo y para evidenciar la autenticidad de la condición de católico cristiano activo, obediente y fiel a la palabra de DIOS.
"Hay que auto estimarse en vez de auto compadecerse. El filósofo Emerson, aconsejaba lo siguiente: no se desgañite gritando contra los defectos que usted tiene y contra las cosas malas que le han sucedido en la vida. Cante más bien a la belleza de tantas cosas buenas que le han ocurrido y valore con muy buenas calificaciones las muchas cualidades que usted tiene. Sin ser inmodesto, ni vanidoso, ni altanero, cada uno tiene que sentir entusiasmo por su propia persona. Cuando la gente se escandalizaba de que Santa Teresa hubiera escrito en su autobiografía que ella desde pequeñita era hermosa, inteligente y simpática,
Hay muchas personas paralíticas espiritualmente, y maniatadas intelectualmente, porque tienen un concepto demasiado pequeño de su personalidad y de lo que en realidad valen y son capaces. La mayoría de las gentes se valoran en mucho menos de lo que en realidad valen. Cada uno de nosotros podría hacer muchas cosas buenas que antes parecían imposibles, si nos dedicáramos a creer que si somos capaces de realizarlas. Cada ser humano tiene encerrado en sí mismo un poder extraordinario para triunfar y para realizar muchas cosas buenas. Pero sí se estima en menos de lo que vale, entonces todo ese poder queda encadenado por el pesimismo y el miedo, y ya no obrará las maravillas que Dios habría deseado que realizara.
Son tan sorprendentes los resultados que consiguen los individuos que cambian su autocompasión por una sincera autoestima, y que reemplazan su pesimismo y negativismo por una entusiasmo y optimismo desbordante, que se puede decir que la autoestima , el optimismo y el entusiasmo pueden realizar verdaderos milagros en la vida de un ser humano. ¿Por qué no ensaya usted también realizar ese cambio en su personalidad? Hay que echar fuera la autocompasión y llenarse de autoestima. ¡¡¡Haga la prueba!!!. Muchos ya han hecho esa prueba y están muy satisfechos de sus resultados ¿Por qué no hacerlo usted también? Verá los efectos admirables cuando se dedique a borrar de su mente todos los pensamientos tristes , pesimistas y de angustia y se dedique a llenarse de pensamiento de alegría y de esperanza y de una prudente auto estimación"
(LE HAYE T. y SALESMAN E. "CÓMO ALEJAR
Apuntó de finalizar el presente artículo, que he retomado en su preparación hoy día a 16 de septiembre de 2006, sábado, no puedo permitirme abstraerme de traer como soporte fundamental de todo lo expresado la palabra de Dios y que según la guía del espíritu santo, está vinculada con el evangelio según San Mateo en su capítulo 7, versos del 7 al 13 y que también puede concordarse con el evangelio según San Lucas en el capítulo 11, versos 9 al 13, y en el capítulo seis, verso 31. Este fragmento de la escritura sagrada bien podría rotularse "PIDAN Y SE LES DARÁ"
“(...) Así que yo les digo: Pidan, y Dios les dará; busquen y encontrarán; llamen a la puerta, y se les abrirá. Porque el que pide, recibe, y el que busca, encuentra; y al que llama a la puerta, se le abre.
¿Acaso alguno de ustedes, que sea padre, sería capaz de darle a su hijo una culebra cuando le pide pescado, o de darle un alacrán cuando le pide un huevo? Pues si ustedes, que son malos, saben dar cosas buenas a sus hijos, ¡cuánto más el Padre celestial dará el Espíritu Santo a quienes se lo pidan!”
Esta palabra de Dios es muy hermosa y contiene una gran riqueza abundante en actitudes y paradigmas que en nuestra vida cotidiana deberíamos asumir de manera espontánea y practicarla con una frecuencia acentuada, notoria y rebosante de una fuerte convicción. Es obligación de cada ser humano buscar el Reino de Dios y en consecuencia la justicia que en el rige. Lo que nos ocurre usualmente es que vamos en persecución de logros efímeros, superficiales y para nada favorables a una existencia digna, próspera, decorosa, alegre, de mucha riqueza espiritual y material, con un amor profundo por Dios, por el prójimo, por la familia y por la sociedad. Es triste tener que afirmar esta realidad. De cierto te digo que algunos lectores ya para cuando hayan llegado a este párrafo habrán guardado distancia respecto de nuestra opinión, y admitimos que no es fácil reconocer que muchas de nuestras desventuras y desgracias nada tienen que ver con "la mala suerte" "la desgracia" o "esto nomás que me pasa a mi"; pero es necesario aclarar que definitivamente nos cuesta desarrollar la palabra del Señor aún que seamos fervientes y ejercitantes católicos de misa diaria. Ello no basta, nosotros los seres humanos constituimos una unidad biopsicosocial y en este orden de ideas no podemos evadir la existencia de algunas verdades vinculadas a nuestra propia esencia y existencia. Entre ellas cabe destacar que nos gusta moldear, crear y tener un Dios a nuestra medida, un Dios al cual nosotros podamos girarle instrucciones, al que acudimos cuando lo necesitamos para solicitarle favores, gracias y deseos, pero al cual alejamos cuando damos rienda suelta a nuestro desenfreno, a las conductas desordenadas, a la relajación de los principios y reglas no solamente éticas sino también morales y los más intrépidos incurren hasta en la trasgresión de reglas de carácter normativo que inclina a este tipo de ser humano por la conducta o tipología ilícita o criminal. Las mentiras, los adulterios, la mendacidad, el engaño, el fraude, el incumplimiento de los deberes y obligaciones conyugales y familiares, la improductividad y la holgazanería laboral, las faltas injustificadas al trabajo , la riqueza y el éxito fácil, sin que importe el daño que le infligimos al prójimo o a nuestro compañeros , vecinos, amigos etcétera, el consumo de licor, el alcoholismo, los deseos impuros, el cumplimiento de metas y objetivos que tienden simple y llanamente a llenar nuestras particulares aspiraciones generalmente de espaldas al bien colectivo y de la humanidad, la mediocridad en el ejercicio de cualquiera que sea nuestra profesión, por humilde que ésta sea, la deslealtad, el derroche, el incumplimiento de nuestras obligaciones en cualquiera de las relaciones sociales en las cuales participamos como actores, sujetos u objetos sobre los cuales inciden las conductas de los otros, es decir el incumplimiento como padre, como estudiante, como madre, como hermano, como ciudadano, como trabajador, como abuelo o abuela, como miembro de una sociedad, como sacerdote, como cualquier profesional universitario, como cualquier persona que realice algún oficio sea cual fuere, nuestra actividad , la creencia errada de que basta con desear algo para lograrlo, sin reflexionar que todas las cosas requieren esfuerzo, sacrificio, trabajo, y un deseo intenso por obtenerlas y lo que es más importante, no luchar simplemente por tenerlas sino más bien, tenerlas u obtenerlas porque son buenas, porque con ellas lograremos un mundo mejor, y un beneficio para la humanidad, no desear ni pretender el cumplimiento de objetivos y metas para satisfacer nuestro interés personal, nuestro capricho, en fin nuestra vanidad.
Tal vez los calificativos o hipótesis, situaciones y hechos que se esbozan en el párrafo anterior no nos gusten, ni sea de nuestro agrado, y además califiquemos cómo exagerado o abusivo nuestro criterio y nuestra opinión. Aún corriendo ese riesgo, reitero los mismos, ya que considero que uno de los problemas más grandes que afectan al ser humano es el no reconocimiento de la realidades que lo circundan y las que se generan por su propia conducta, actitudes y modelos y patrones basados en valores acomodaticios y cambiantes según vayan cambiando nuestras necesidades así como la justificación de ciertas conductas o modos de comportamiento censurables en todo tiempo y lugar. Para ello basta echarle una ojeada a la historia para concluir que en nombre de la libertad el ser humano ha generado sus propias enfermedades físicas, espirituales, morales y sociales: el cáncer ( usó y abuso de las sustancias químicas en bebidas , comidas y utilización de enseres, vestimenta y materiales en la vida diaria con elementos cancerígenos ) el sida ( desenfreno sexual ) la unión de parejas del mismo sexo ( a eso suelen llamarlo libertad de preferencia sexual, yo prefiero llamarlo como la palabra de Dios califica esta conducta: abominación ) y a ello se puede agregar un largo etcétera, para redondear los argumentos que nos hacen tristes, angustiados, deprimidos y derrotados.
Me permito ahora citar la siguiente reflexión: "a los que han entregado su vida al reino, a los que buscan el reino y su justicia , Jesús les alienta a tener confianza en el Padre , a pedirle con confianza, a llamar duro a la puerta. Y el Padre los escuchará, les abrirá las puertas de par en par. Si un papá , o una mamá, nunca se niegan a los deseos razonables de sus niñitos, ¿cuanto menos el Padre de la misericordia se negará a darle a sus hijos las cosas buenas que le pidan?. Y, cuando con frecuencia, porque somos necios o inconscientes, le pedimos algo malo o inconveniente, Él sabe mejorar nuestras peticiones. Jesús sigue la enseñanza de los mejores maestros de Israel, al resumir su doctrina y expresar que si ellos hacen por su prójimo lo que ellos quieren que el haga por ellos, tendrán lo mejor de
Si mi amigo y mi amiga, sentirse triste, angustiado, pesaroso, deprimido, derrotado es tu decisión. Puedes cambiar esta actitud, esté estado emocional, recuerda que no estás solo, que Dios está contigo y que es necesario ajustar nuestra vida y nuestra conducta a los valores contenidos en ese libro sagrado que es
La decisión es tuya si quieres ser feliz, si quieres alejar la depresión, si quieres desechar la angustia, si quieres vivir en paz y con alegría necesariamente debes cumplir con los mandamientos que el señor nos dejó y fundamentalmente el nuevo mandamiento de Jesús nos legó a través de sus discípulos: amarás al Señor con toda la fuerza de tu corazón y al prójimo, como a ti mismo. Decide ya. El señor está contigo. Amén.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario