ARTÍCULO. “LAS AFLICCIONES… FÁRMACOS PARA SANARLAS”

IMAGEN 1:REPRESENTACIÓN DE LA AFLICCIÓN...



IMAGEN 2:PROF.DR.MERVY ENRIQUE GONZÁLEZ FUENMAYOR...


"LA VERDADERA FELICIDAD RESIDE EN NOSOTROS".MEGF.(LUNES 10 DE ENERO DE 2011).


ARTÍCULO. “LAS AFLICCIONES… FÁRMACOS PARA SANARLAS”
POR PROF.DR.MERVY ENRIQUE GONZÁLEZ FUENMAYOR. www.mervyster@gmail.com
MARACAIBO.ESTADO ZULIA.REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA.AMÉRICA DEL SUR.
REDACTADO Y PUBLICADO EN LA RED: LUNES 10 DE ENERO DE 2011.


La aflicción es el resultado o una consecuencia de vivir afligido o afligirse por una o varias causas. De manera que es claro que la aflicción trastoca la paz de nuestro espíritu, de nuestra mente y de nuestro corazón. La consecuencia de este estado de ánimo, es la tristeza, el desaliento, la parálisis y en muchos casos la aparición de un conjunto de daños, de toda naturaleza, que deben soportar los sometidos a la aflicción. Por otra parte, la acción de afligir se traduce en causar molestia o sufrimientos físicos a otras personas, o cuando se es sujeto pasivo, entonces esas molestias, penas que el momento son desagradables, las sufre este último. En el mismo sentido afligir también se materializa en el acto de generar tristeza o angustia moral, en causar preocupación e inquietud en los que te rodean, o que la hayas vivido, en carne propia, a partir de estas situaciones. Finalmente también puede decirse que la aflicción está vinculada directamente con el sentimiento de algún sufrimiento físico o pesadumbre moral, que el individuo experimenta en su propio ser o bien se le inflige a un tercero.


Es integrante del paisaje rural, urbano o de otro tipo, el deambular de personas constreñidas por la aflicción, se les ve caminando como si llevasen un fardo muy pesado sobre su espalda, su expresión es lastimera, de desolación, de impotencia, de fracaso y de derrota. Esparcen a su alrededor la influencia negativa, el dolor, la tragedia, el sinsabor, la pena, los sentimientos de desagrado, de crítica hacia el mundo, de estancamiento emocional, mental y espiritual. Necesitan de ayuda. Pero ella está en principio, en su propio mundo interno, en sus convicciones, sus creencias, en sus actitudes, en sus sentimientos y en sus formas de actuar, de decidir y de comportarse en los niveles del mundo exterior y en los de su conciencia interna. ¿Qué fármacos podrán ser eficaces para combatir y eliminar o cuando menos flexibilizar los efectos de la aflicción? ¿Existirán este tipo de fármacos? ¿Dónde podemos conseguirlos?

La respuesta a estas últimas interrogantes son sencillas. La aflicción requiere de fármacos que no se expenden en los sitios especializados para ello, ni en farmacias, ni en droguerías, ni mucho menos en los grandes laboratorios dedicados a la elaboración de cualquier tipo de medicamento para aliviar y eliminar las consecuencias de diversos tipos de patologías. Lo fármacos a los que he de referirme son elaborados en el laboratorio bien nuestro cerebro, de nuestra mente, de nuestro espíritu y de nuestro corazón. Eso fármacos proceden del laboratorio de la fe, de nuestra conciencia y de nuestro amor y cumplimiento de las enseñanzas de Dios.


PRIMER FÁRMACO: EL FILAMENTO LINGUAL.


Nuestra lengua debe habituarse a pronunciar buenas palabras, pues las malas, atraen precisamente lo malo. Si la persona es pesimista y de su boca salen palabras vinculadas con la derrota, con el fracaso, con "lo malo que está la situación", con expresiones de una continua queja, con términos siempre vinculados a la tristeza, al llanto, a la tragedia, a la tribulación y a los daños que el mundo y su gente nos puede causar, es obvio, que atraeremos sobre nosotros esta pesada carga negativa y de nefastas consecuencias en nuestra vida. Nuestro presente y nuestro futuro estará impregnado solamente de cosas negativas. Eche a un lado todo lo que implique negatividad. Recuerde que la palabra tiene poder, que sus pensamientos convertidos en palabras tienen poder, por lo tanto piense positivamente, aleje su lengua del mal, no permita que sus labios caigan en la situación de pronunciar palabras engañosas que constituyen un fraude a su propia realidad. Camine por la senda del bien. Aléjese de todo lo que se relacione con los aspectos negativos del mal vivir. Apártese de lo mundano, de lo carnal, de lo inmoral, de lo injusto, de todo aquello que ofende a Dios y a la naturaleza humana. Seguramente, con el correr de los días la aflicción habrá desaparecido. En el mismo orden, la palabra de Dios nos dice:





Primera Carta del Apóstol San Pedro, Capítulo 3

“10 =Pues quien quiera amar la vida y ver días felices, guarde su lengua del mal, y sus labios de palabras engañosas, 11 apártese del mal y haga el bien, busque la paz y corra tras ella”.

SEGUNDO FÁRMACO: LA FE

Si se nos preguntara cualquiera de nosotros, ¿Si creemos en Dios y tenemos fe en que El puede solucionar cualquiera de nuestros problemas? De seguro todos sin titubear responderíamos que si. Lo que ocurre es que cuando ofrecemos ésa respuesta, la ofrecemos el tiempo de paz, en un tiempo en el cual todo nos va bien, en una época en la cual nuestros sufrimientos, penas y dolores, se reducen a su mínima expresión. Esa respuesta adquiriría verdadera trascendencia y gran fuerza, si la dijéramos ella tiempo en el cual la aflicción, la tribulación la tragedia son huéspedes de nuestra vida. En éstos casos casi todos dudamos de poder de Dios y nuestra que se desvanece, se debilita, se reduce o se pierde. De ahí la importancia de cultivar nuestra fe en Dios. En desarrollar una confianza más allá de cualquier límite en el poder ilimitado de nuestro buen Dios. Esto supone un continuo acercamiento a las enseñanzas y al conocimiento de los preceptos y mandatos de la palabra de Dios. Una sentencia del refranero popular pudiera servirnos para ilustrar lo que venimos afirmando: "NADIE SE ACUERDA DE SANTA BÁRBARA SI NO CUANDO TRUENA". Manifestamos nuestra fe cuando todo nos sale bien, basta con vivir alguna calamidad, para qué la duda entre en nuestro corazón, nuestra mente y en nuestro espíritu. La palabra de Dios que vamos a transcribir es lapidaria, categórica y muy precisa, respecto a la fe y a nuestra actitud exigida no solamente en tiempos de bonanza o prosperidad, sino también en tiempos de penas, dolores, contrariedades, enfermedades y carencias de todo tipo. Veamos esa palabra:


Segunda Carta del Apóstol San Pablo a los Corintios, capítulo cuatro:

“8 Atribulados en todo, mas no aplastados; perplejos, mas no desesperados;9 perseguidos, mas no abandonados; derribados, mas no aniquilados.10 Llevamos siempre en nuestros cuerpos por todas partes el morir de Jesús, a fin de que también la vida de Jesús se manifieste en nuestro cuerpo. 13 Pero teniendo aquel espíritu de fe conforme a lo que está escrito: Creí, por eso hablé, también nosotros creemos, y por eso hablamos,14 sabiendo que quien resucitó al Señor Jesús, también nos resucitará con Jesús y nos presentará ante él juntamente con vosotros.15 Y todo esto, para vuestro bien a fin de que cuantos más reciban la gracia, mayor sea el agradecimiento, para gloria de Dios.16 Por eso no desfallecemos. Aun cuando nuestro hombre exterior se va desmoronando, el hombre interior se va renovando de día en día.17 En efecto, la leve tribulación de un momento nos produce, sobre toda medida, un pesado caudal de gloria eterna, 18 a cuantos no ponemos nuestros ojos en las cosas visibles, sino en las invisibles; pues las cosas visibles son pasajeras, mas las invisibles son eternas”.


TERCER FÁRMACO: PEDIR. SEDEBE PEDIR A DIOS QUE LAS AFLICCIONES DESAPAREZCAN. RECUERDE: QUIEN PIDA CON FE Y EN ORACIÓN , SE LE CONCEDERÁ.


Con la boca tenemos que confesar que Jesús es nuestro salvador, es el camino la verdad y la vida, que El puede resolver cualquier asunto que nos este afectando y nadie, absolutamente nadie, nos podrá separar del amor de Dios. Así que, si confesamos que Jesús es nuestro Salvador, debemos también confesar, pero con nuestro corazón, que más allá de las aflicciones, nuestra vida eterna y nuestra resurrección, está garantizada por el sacrificio efectuado por el hijo de Dios. En otras palabras si volver al de la muerte y resucitar a la vida, es lo máximo, la sanación, la eliminación de nuestros aflicciones, es un acto muchísimo menor. ¿No podrá Dios, aliviar y aniquilar nuestras aflicciones? Cuando se cree en Dios, el creyente no puede ser confundido y si la enfermedad le toca, si la desgracia se hace presente, si la dificultad lo embarga, el creyente sabe a ciencia cierta qué todas esas situaciones son provisionales, pasajeras, que no durarán siempre, y que todo aquel que invoque y pida la sanación, se le concederá, y Dios lo salvará de cualquier aflicción. Y en este aspecto, la palabra inspirada de Dios, en la voz del Apóstol San Pablo, en su Carta a los Romanos, resulta y deviene en una gigantesca enseñanza, veamos de que se trata


Romanos, capítulo 10


“9 Porque, si confiesas con tu boca que Jesús es Señor y crees en tu corazón que Dios le resucitó de entre los muertos, serás salvo.
10 Pues con el corazón se cree para conseguir la justicia, y con la boca se confiesa para conseguir la salvación.
11 Porque dice la Escritura: Todo el que crea en él no será confundido. =
12 Que no hay distinción entre judío y griego, pues uno mismo es el Señor de todos, rico para todos los que le invocan.
13 Pues = todo el que invoque el nombre del Señor se salvará”.



No lo olvides, las aflicciones pasarán, todo pasará, excepto Dios. Si nos aferramos a El, de cierto te digo que tus aflicciones no te doblegarán ni te causarán un daño que no pueda ser reparado y totalmente extinguido por la unción, el poder, la misericordia y el gran amor que Dios nos prodiga.







IMAGEN 1:REPRESENTACIÓN DE LA AFLICCIÓN...



IMAGEN 2:PROF.DR.MERVY ENRIQUE GONZÁLEZ FUENMAYOR...


"LA VERDADERA FELICIDAD RESIDE EN NOSOTROS".MEGF.(LUNES 10 DE ENERO DE 2011).



Para citar este artículo: si se tratase del caso ejemplificado

GONZÁLEZ FUENMAYOR,Mervy Enrique Ejercicio del Principio Inquisitivo: ¿Ofrenda a la Ética o a la Justicia?.Maracaibo, Venezuela La Universidad del Zulia. 28-Enero-2009.Disponible en:http://www.inemegf.blogspot.com)

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